Ucrania insta a sus socios extranjeros a intensificar el control del régimen de sanciones, ya que siguen encontrándose múltiples componentes de fabricación extranjera en los equipos militares rusos de reciente producción y un estudio revela que Rusia casi ha conseguido situar sus importaciones al nivel anterior a las sanciones, con la mitad procedentes de empresas occidentales.
Unos 2.800 componentes de producción extranjera han sido hallados en los restos de misiles, drones y otras armas rusas usadas en Ucrania, según la base de datos de la Agencia Nacional para la Prevención de la Corrupción.
Los añadidos más recientes, la semana pasada, procedían de unos misiles Kh-59 del tipo que los cazas rusos emplean de forma habitual contra ciudades ucranianas, de acuerdo con la Agencia, ya que a pesar de los intentos de restringir su producción doméstica, Moscú sigue siendo capaz de lanzar ataques masivos con drones y misiles.
"Cualquiera, desde un periodista de investigación a un miembro de un gobierno extranjero, puede reunir pruebas suficientes e investigar cadenas de suministro (gracias a la base de datos)", dijo ayer a la agencia Ukrinform el jefe de la agencia, Oleksandr Novikov, que destacó el reto que supone para el Estado por sí solo la investigación de dichas cadenas.
"Los diplomáticos están transfiriendo todas las informaciones a nuestros socios en el extranjero", declaró a EFE este mes Yuri Ignat, el portavoz de la Fuerza Aérea ucraniana.
Por desgracia, las sanciones no están funcionando tal y como deberían, destacó.
"No existe un control efectivo sobre la implementación de estas sanciones y algunos países sencillamente no cumplen con el régimen de sanciones", explicó Ignat.
Gracias a la adaptación de las cadenas de suministro, la mayoría de los componentes llegan ahora a Rusia gracias a intermediarios en terceros países, incluida China, según ha determinado un estudio detallado del Instituto KSE, miembro del grupo de sanciones internacional Yermak-McFaul.
En los diez primeros meses de 2023, estas importaciones a Rusia ascendieron a 8.770 millones de dólares (unos 8.060 millones de euros), sólo un 10 % menos que antes de las sanciones, asegura el informe.
A pesar del papel de China y otros intermediarios como la India, Turquía y Emiratos Árabes Unidos, también los propios países que han impuesto sanciones han estado implicados directamente en la exportación a Rusia de casi la mitad (el 48,5 %) de los componentes.
Así, los productores con sede en los países de la coalición fueron responsables de al menos el 43,9 % de los bienes importados por Rusia y que fueron usados para fabricar armas entre enero y octubre de 2023.
Según el Instituto KSE, ello ilustra al mismo tiempo hasta qué punto la violación de sanciones es "extendida y sistemática" y que los controles de exportación siguen siendo "una herramienta excepcionalmente potente" para reducir la capacidad bélica rusa.
La capacidad de Rusia de producir y usar misiles y drones en sus ataques contra Ucrania se reduciría de forma significativa si se cortaran "las conexiones ocultas (de la industria de defensa rusa) con los países líderes en el mundo", subrayó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, este lunes en Davos.
El ministro de Asuntos Exteriores, Dmitró Kuleba, también instó el sábado pasado a los países de la Unión Europea (UE) y del club de naciones industrializadas del G7 a "escuchar finalmente a Ucrania y tomar medidas decisivas" para bloquear el suministro de aparatos como lavadoras o microondas, cuyos componentes son usados por Moscú para producir armas.
"Urgimos a los gobiernos a emprender medidas para asegurar que los controles de exportación se apliquen antes de los intentos rusos de sortearlos", subrayaron también los autores del estudio del Instituto KSE.
Según estos, hacen falta para ello cinco medidas, que incluyen reforzar las instituciones gubernamentales responsables del régimen de sanciones e incentivar al sector privado para incrementar su cumplimiento.
Además, hay que fijarse en los mecanismos de evasión a través de terceros países y mejorar la cooperación multilateral entre los miembros de la coalición de sanciones para garantizar que los controles funcionan correctamente, agregó el informe.