El antisanchismo está de moda

Llama la atención la coincidencia en el argumento antisanchista de todos los candidatos del PP a ganar o perder algo el 28-M, sin importar el mayor o menor tamaño del territorio en juego. Es una consigna de Génova. El estado mayor del PP mira estos comicios como meta volante de las generales. Significa que la lectura del recuento en la noche del domingo 28 de mayo se hará en clave nacional.
 

El ingrediente antisanchista será dominante a partir del comienzo oficial de la campaña, el jueves que viene. Ya lo está siendo en realidad desde que el líder del PP, Núñez Feijóo, lo puso de moda al declarar en su último cruce parlamentario con el presidente del Gobierno que su principal objetivo es derogar el sanchismo. Eso no está en juego el 28-M. Pero en esa clave se va a interpretar ante las elecciones de diciembre, si asistimos a una pérdida de poder territorial del PSOE (ahora gobierna en 9 de las 11 autonomías donde se vota). Y, además, si sale por debajo el PP en esa “macroencuesta” que resultará de sumar los votos conseguidos en los más de ocho mil ayuntamientos sometidos al dictado de las urnas.
 

El clarinazo antisanchista de Feijóo ha tenido un efecto motivador en el partido de Sánchez. En unos casos suscitando el instinto defensivo de sus seguidores, como en el caso del sociólogo Luis Arroyo, que hace unos días publicó en “El País” un polémico artículo, no tanto defendiendo el sanchismo sino arremetiendo contra la extendida corriente antisanchista. Y en otros, movilizando a quienes, dentro de las filas socialistas, apuestan por la marcha de Sánchez y el retorno del PSOE.
 

A este segundo grupo endosa Luis Arroyo el “odio obsesivo” de “veteranos socialistas que añoran el bipartidismo”. Unos con mando en plaza, como García Page y otros, sin él, como Alfonso Guerra o Rodríguez Ibarra. Incluso algunos periodistas de declarado credo socialdemócrata, como Juan Luis Cebrián o Antonio Caño. Pero es injusto endosarles un mero alineamiento con quienes, desde la derecha, por simple “acumulación de mensajes que se repiten machaconamente”, coinciden en atribuir al sanchismo “todos los males de la patria”.
 

Decía Bertolt Brecht que cuando la verdad es demasiado débil, tiene que pasar al ataque. En eso están quienes defienden los logros del Gobierno sin asumir el verdadero drama de Sánchez. Un intangible. No es una magnitud contante y sonante. 

El antisanchismo está de moda

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