La campaña electoral

Ha llegado, señores. La Campaña Electoral. Lo sabrán ustedes por las obras que surgen como setas en otoño. Coges el coche y cuando crees que llegas a tu destino hay unas vallas rojas y blancas y una señal que te desvía hacia el borde exterior de la galaxia. Luego quitan las vallas y por arte de magia aparece un carril de bicicletas que será convenientemente ignorado por los ciclistas ávidos de una vida al límite en el asfalto y convenientemente usado por señoras con carrito de la compra por eso de la movilidad sostenible.

 

La Campaña Electoral. Siempre vuelve, como la gripe o los turrones El Almendro. Sabes que ha vuelto cuando enciendes la televisión y encuentras a políticos ateos rezándole a Alá mientras rompen el ayuno de Ramadán y dos horas después inaugurando unos baños para personas transexuales o para personas menstruantes o un paso de cebra con la bandera LGTBI. Los políticos. Esos seres camaleónicos, capaces de aprender catalán en tres días y el silbo gomero en media hora de avión. Seres que durante la Campaña Electoral se meterán en tus vidas realizando extrañas coreografías, bailes comunales, discursos relamidos, promesas eternas, felicitaciones por las fiestas más recónditas, insultos a sus rivales, insultos a los votantes de otros partidos, elogios, promesas, más promesas, más bailes y mítines con mucha chavalada detrás para que parezca que hay partido.

 

La Campaña Electoral ya no es lo que era: hace años los políticos llenaban palacios de deportes y plazas de toros; se subían a cajas de cerveza para que la gente escuchara sus propuestas; Regalaban bolis, mandiles, pegatinas o camisetas (aún conservo un mandil que le regaló a mi madre Rita Barberá en el mercado de Jesús de Valencia, y eso que mi santa era una socialista emérita pero esas oportunidades no había que desperdiciarlas), se ponían en mesas petitorias en Los Cantones regalando llaveros y banderitas, logos e imágenes.

 

Ahora se han convertido en reuniones exclusivas con merendola por las que incluso hay que pagar para entrar. Pagar para escuchar a un político vendiéndote su producto. ¿Dónde se ha visto?

 

Hasta el 26 de mayo tendremos La Campaña Electoral. Tiempo de sobra para decidir el voto. Yo votaré al que me prometa que el Depor sube esta temporada. Ahí lo dejo. 

La campaña electoral

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