Asistimos estupefactos al conflicto que enfrenta Rusia y Ucrania, país este, invadido y arrasado por el fuego ruso de las ciudades y pueblos ucranianos. En las cuales, los muertos civiles, se cuentas por millares, en una crueldad nunca antes vista en la historia moderna de la humanidad. Rusia, con su presidente al mando perdió la razón, desde el momento que ordenó invadir Ucrania.
No es creíble ningún argumento ruso, esto forma parte del postulado de la desinformación acostumbrada de su politburó, a la hora de explicar los hechos, todo este populismo, cae por su propio peso y forma parte de la jerga política rusa, de inculpar a los demás y ocultar la verdad de sus propios defectos y la franca decadencia en que se halla el régimen. Es un salto en el vacío, el problema, de que el poder esté en manos de un loco descerebrado, con ansias de gloria y la guerra, es su recurso. A lo largo de la historia, hemos visto como algunos de estos locos, han puesto a la humanidad patas arriba, solo hay que echar un vistazo a las dos guerras que asolaron Europa de 1914-1918 y 1939-1945, para ver el grado de locura de aquellos líderes, que arrasaron parte del planeta.
El afán y egoísmo de poder que un líder, que parecía abrir Rusia al mundo, acaba siendo un personaje nefasto para la sociedad civilizada, al sostener una despiadada guerra, como es la de Ucrania. Donde se busca la destrucción del desarrollo civil, masacrando a la población indefensa. La crueldad de una mente con una locura sin límites.
La contienda puede durar meses, cuanto más dure, será peor para Rusia, su ejército ve escasear la moral y parece vencido ante la fatalidad, carece de estrategia militar, su armamento es anticuado en el tiempo y fácil de destruir sus columnas de tanques, vehículos de apoyo y suministro. Así lo demuestran, es lo que hacen los ucranianos, atacar las débiles líneas del enemigo.
Putin, se equivocó a la hora de menospreciar el ánimo de los ucranianos y estos le están dando una soberbia lección. Las pérdidas rusas son cuantiosas en esta estúpida campaña y siguen sin apenas avanzar, mientras sus fuerzas se debilitan más cada día. Rusia, nunca pensó que esta campaña, saldría tan mal. Sus bajas, tanto en material como efectivos, son abrumadoras, el ejército de invasión se las prometía muy felices en los primeros momentos y ahora se pasa a la posibilidad de tener que retirar las fuerzas de Ucrania, sin lograr ningún objetivo.
Según fuentes de Ukrinform, los rusos, han perdido 35.600 soldados, aparte heridos y prisioneros, 1.573 tanques, 217 aviones, 3.726 vehículos blindados, 790 sistemas de artillería, 246 cohetes múltiples, 104 unidades de defensa aérea, 185 helicópteros, 14 barcos de guerra, entre ellos el “Moskwa”, 143 misiles de crucero, 641 drones, tácticos y operativos, 2.602 vehículos de transporte y combustible y 61 unidades de equipo especial. Todo, desde el 24 de febrero al 30 de junio.
Los generales rusos no se atreverán a pulsar los botones de las armas nucleares, por temor a que les exploten en sus narices. Un loco, puede arrasar el mundo, si se lo propone. Las pérdidas son imposibles de reemplazar, en tan corto espacio de tiempo.