Iglesias Turrión está muy arrepentido de haber puesto en la rampa de lanzamiento a la niña bonita de un proyecto político a la izquierda del PSOE. Ahora se han convertido en enemigos íntimos, pues ya es muy evidente que Yolanda Díaz espera al recuento del 28 de mayo para bajarle los humos al líder en la sombra de Podemos que censura sus planes para reunir bajo su mando una sola opción electoral destinada a “sumar” con el PSOE.
El previsible batacazo de Podemos en las elecciones municipales y autonómicas le dejaría sin fuerza negociadora para entrar como vector dominante en la ecuación “Sumar”, que este domingo se puso de largo en un multitudinario acto aclamatorio de Yolanda Díaz.
Reparemos en la capacidad de arrastre de los grupos y líderes presentes en el polideportivo Magariños. Más País por Madrid (Errejón, Mónica García), Compromís por Valencia (Joan Ribó) y En Comú Podem por Cataluña (Ada Colau) representan el reconvertido arraigo de Podemos en los grandes caladeros electorales. Si añadimos el desbarajuste andaluz y la práctica desaparición del partido en Galicia y en el País Vasco, ¿cuáles son los poderes de Iglesias aquí y ahora?
No conviene descartar sorpresas, pero me parece que la suerte está echada. La ausencia de Podemos en el acto del domingo, aunque con presencias a título particular, sigue al fracaso de las conversaciones orientadas a conseguir la unidad. Ahora habrá que estar atentos a la eventual participación de Yolanda en actos de apoyo a sus aliados que, a diferencia de “Sumar”, que se reserva para las generales, sí se presentan a las territoriales de mayo. También se presenta Podemos, pero no imagino a Díaz apoyando sus actos de campaña. Por eso me atrevo a dar por fallidos todos los intentos de incorporar a Podemos al proyecto de la vicepresidenta que quiere ser presidenta. Y la causa del fracaso hay que buscarla en el narcisismo de Iglesias, que está arrastrando a su partido hacia la marginalidad. O mucho cambian las cosas, que no parece, o va camino de aparecer como el gran culpable de la cancelación de un proyecto de centro izquierda como en su día se hizo culpable a Albert Rivera de haber hecho imposible un gran proyecto de centro derecha.
De momento, el acertijo político de Yolanda Díaz empieza a despejarse. Al menos ya contamos con su explícita intención de convertirse en la primera presidenta del Gobierno dispuesta a ejercer la política útil, sin tutelas, sin ruido y centrada en los problemas de la gente.