Ozores Souto, en Corme

El Museo de Arte Contemporáneo de Corme acoge la muestra “Diálogo de un desconocido con su autorretrato” del pintor Ozores Souto ( A Coruña 1935), conformada por obras que se exponen por primera vez. De ilustre familia coruñesa, lleva la pintura en su ADN, pues es nieto del pintor Alfredo Souto Cuero( 1862-1940), sobrino de Arturo Souto y del también pintor Jaime Ozores Marquina (1907-1862). 


Durante sus estudios en Madrid se hace amigo de Alfonso Abelenda y, con él, Manolo Molezún y Amadeo Gabino expone por primera vez, en 1952,en el Colegio Mayor donde residían. Entre los artistas que le influirán o con los que presenta afinidades, según propia confesión, están Bacon y Lucien Freud; del primero, le interesa sobre todo la deformación caricaturesca y el uso subconsciente del color; del segundo, la inmovilidad de sus figuras que pueden ser observadas con la mirada distanciada de un forense. 
La pintura, para él, es una forma de pensamiento y un modo de inspiración que permite volver al origen  y seguir sendas ocultas para reencontrarse con lo inefable, también tiene mucho de juego que propicia los hallazgos del azar. Ozores Souto, que también escribe como un poeta, lo expresa así: “Más allá del horizonte que nuestra sombra dibuja/ se prometen luminosos paisajes, sin claroscuro”.


En 1965 inicia su andadura expositiva y, en 1971, la galería Kreisler de Madrid realiza la exposición “Tres generaciones de pintores Souto”, con cuadros suyos y de Arturo Souto, Alfredo Souto y Pilar Souto. Expone en Frankfurt y en Londres. En 1978 expone por primera vez en A Coruña. En 2022 conoce el Museo de Corme, dona su cuadro “El agua”  y crean el proyecto de su muestra actual. Ozores Souto es un auténtico artista y como tal va al encuentro con lo inexpresable;  no le interesa otra gloria que  la que “está en el olor y color de las flores del camino”. 


La pintura es descubrimiento, una visión personal, como muestra en el cuadro “Con mis propias gafas” (1980) ; también es un escenario en el que se juegan las cosas más ordinarias de la vida, como puede verse en  “Puesta en escena” ; es también un modo de interpretación de la condición humana y de sus extrañezas,, como refleja en varias obras en la que hace un “Estudio para un retrato”. Igualmente, su varios autorretratos atestiguan de esa necesidad de auto conocerse.


Un aspecto singular de su quehacer son sus esculturas, realizadas con materiales de desecho, como el “Papamoscas” o el “Perro”, donde da curso a una visión patética de la vida y que, de algún modo, condensan el dramatismo que late en toda su obra. 


Ozores Souto es, sin duda, un artista que encaja dentro de las corrientes del expresionismo, nombre que le viene de esa necesidad de expresar las emociones que se producen en el interior de nuestra psique y cuyo lenguaje se caracteriza por la pincelada dramática y la ruptura con los cánones de belleza, lo que puede llevar a la desfiguración, o a convertirse en “grito”, como en el célebre cuadro de Munch.

Ozores Souto, en Corme

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