El poder antes que los ideales

Si los ministros y los líderes de la oposición no se van pronto de vacaciones, nos van a dar el verano. Y la verdad es que con la que está cayendo, climatológica, política y económicamente, a todos nos vendría bien un descanso. Sobre todo a nosotros de ellos. Justo cuando el Gobierno había tomado la iniciativa, tras el debate del estado de la nación, y pasado a la ofensiva, se le han juntado todos losproblemas. La sentencia del Supremo que ratifica la sentencia de los ERE y condena no solo a Griñán y a Chaves, ex presidentes de la Junta de Andalucía, sino que también manda a la cárcel o inhabilita a seis exconsejeros de la Junta de Andalucía -alguno de ellos también ex ministro del Gobierno de Zapatero como el propio Griñán- y a otra decena de altos cargos, es sin duda la más relevante ydemoledora condena por prevaricación, corrupción y fraude en la historia de la democracia. El PSOE bebe de su propia medicina, como, sin duda, también lo tendrá que hacer el PP cuando se cierre otro de los capítulos más funestos de la democracia. A ver si aprende y actúa con humildad. Pero, cuando uno tiene detrás la historia que tiene no se puede estar repicando y dando lecciones.

 

Pedro Sánchez había enviado a los nuevos altos cargos del Gobierno y del PSOE a “evangelizar” a los incrédulos, a desacreditar a los pesimistas, a reactivar la esperanza, a pesar de las encuestas, y a “rebatir con contundencia las mentiras y los insultos de la oposición”. Y, aunque Patxi López sigue guardando un prudente silencio -no se preocupen, cuando hable no defraudará-, las nuevas caras delpartido no han tardado ni un día en obedecer al jefe y vender con insultante -es literal- brillantez las conquistas del Gobierno y del partido y las zancadillas de la oposición. La nueva portavoz del PSOE y ministra de Educación, Pilar Alegría -que nos va a dar muchas ídem-, lo primero que ha dicho, en un alarde de intelectualidad y nivel político es que “Feijóo es el primo de Rajoy, pero más vago. Su única empatía es con los privilegiados”. Profundo. Isabel Rodríguez, portavozdel Gobierno y ministra de Política Territorial, ha añadido que “nuestra obsesión es proteger a la gente, no si nuestras medidas se aprueban con Bildu o ERC”. Brillante. Y María Jesús Montero, número dos del PSOE, ministra de Hacienda y ex consejera de la Junta de Andalucía cuando se produjo el escándalo de los ERE, asegura sin parpadear que “el 99% de la agenda del Gobierno no tiene discusión para Podemos”. La verdad ante todo.

 

Y esto ha sucedido el mismo día que el Fondo Monetario Internacional augura para España un nuevo bajón en el crecimiento previsto para 2022 y 2023 -el 4% por ciento este año, el 2% el que viene- y que el propio Gobierno reconoce, aunque es ligeramente más optimista. La economía española no se recuperará antes de comenzar 2024, pero para ese año es bastante probable que el Gobierno sea diferente. Así que Sánchez se va a agarrar con todas sus fuerzas al tiempo que le queda, al menos hasta las municipales y autonómicas de mayo del 2023 y va a hacer todas las reformas que pueda. Y a gastar como si no hubiera un mañana. El “techo de gasto” que el año pasado se elevó un 50 por ciento graciasa los fondos de la Unión Europea, volverá a batir récords este año. Lo uno y lo otro lo saben sus socios de Gobierno y los de investidura y le van a apretar, exigir y apoyar porque le tienen cogido por donde más daño hace. Así que aplicará las dos máximas que mueven su proyecto. Una es “el poder va antes que los ideales”. La otra es puramente marxista: “estos son mis principios; si no os gustan, tengo otros”. De Groucho, claro.  

El poder antes que los ideales

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