Miopía, pantallas y vuelta al cole: ¿cómo detectar un problema visual en los niños?

Miopía, pantallas y vuelta al cole: ¿cómo detectar un problema visual en los niños?
El óptico-optometrista Alexander Dubra. I CEDIDA

En los últimos años, la miopía se ha definido como la “epidemia del siglo XXI” entre los expertos; así lo indica el Libro Blanco de la Visión en España. En el contexto internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que en 2050, el 52% de la población será miope. El estilo de vida actual influye en esta cuestión, especialmente en lo referente al uso excesivo de pantallas. Algo que se incrementará tras la vuelta a la rutina y a las aulas. 

 

“En los últimos años estamos viendo que cada vez hay más personas miopes y estos presentan una miopía de mayor magnitud (más dioptrías). El sistema visual humano, está hecho para mirar de lejos (a más 4 – 6 metros) y de forma ocasional de cerca, pero en la sociedad actual ocurre todo lo contrario, la mayoría del tiempo miramos a una pantalla que está a 20 o 30 cm de nuestros ojos y es posible que la miopía responda a una adaptación provocada por exigencia que hacemos a nuestro sistema visual de tantas horas diarias en visión próxima”, señala el óptico-optometrista Alexander Dubra.


El 55,3% de los jóvenes de 18 a 34 y al 62,5% de los universitarios de 17 a 27 años es miope. En cuanto a los más pequeños, el 5,9% de los menores de 6 a 12 años también padece este problema. Los expertos indican que “muchos de ellos podrían superar la barrera de las 6 dioptrías y convertir a su ojo en patológico” si no se toman las medidas adecuadas.

 

Dubra recomienda hábitos que pueden evitar la aparición de estas afecciones: “Se debería limitar lo máximo posible el uso de dispositivos digitales, sobre todo en el caso de menores de entre  10 y 12 años de edad, fomentar las actividades al aire libre, realizar ejercicio físico entre 30 minutos y 1 hora al día, una dieta saludable y una correcta ergonomía, tanto en los ambientes de trabajos como en las aulas”. 

 

Aconseja el óptico-optometrista situar las pantallas a unos 60 o 70 centímetros de nuestros ojos (poder tocarlas con la punta de los dedos cuando extendemos totalmente nuestro brazo hacia ellas), que la parte superior de la pantalla esté situada un poco por debajo de los ojos y evitar los reflejos de luz sobre esta y las superficies de trabajo. A mayores, es necesaria una buena temperatura y cada 20 minutos mirar durante 20 segundos a un distancia mínima de 20 pies (6 metros), lo que se conoce como regla 20/20/20.

 

Sin embargo, Alexandre Dubra señala que la ergonomía es un factor complicado de mantener en los centros educativos. “Los alumnos de tallas muy variadas tienen que utilizar las mismas sillas y mesas, lo que provoca que tengan que adoptar posturas inadecuadas que pueden repercutir en molestias visuales”.También señala como necesarias una buena iluminación y un espacio de escritura ligeramente inclinado. 

 

Los expertos recomiendan en el caso de los adultos, una revisión visual cada 2 años, de forma rutinaria. Esta debería ser cada año para los más jóvenes y generalizado ante cualquier signo sospechoso. La atención tiene que ser más elevada en los niños.“Debemos tener en cuenta que es muy raro que un niño pequeño diga que ve mal, porque siempre ha visto así y no tiene ninguna referencia de lo que es ver bien”, avisa el óptico-optometrista.

 

Los síntomas más comunes son acercarse demasiado para dibujar, escribir o leer; entrecerrar para ver algo lejano, frotar los ojos, taparlo o cerrarlo cuando se realizan actividades que requieren visión próxima. También a la hora de leer se pueden detectar actuaciones de las que desconfiar. ”Los niños con algún problema visual tienden a leer en voz alta, porque de esa manera comprenden mejor lo que están leyendo; se saltan palabras, las leen en un orden diferente al que están escritas, se saltan líneas o necesitan leer guiándose con el dedo para no perderse, etc”, explica el especialista.

 

Por otro lado, hay problemas visuales que pueden pasar desapercibidos porque no son tan evidentes, por ejemplo, la hipermetropía. “Si el niño tiene hipermetropía, pese a que tenga una buena visión tanto de lejos como de cerca, tiene que realizar un esfuerzo excesivo para poder ver bien de cerca, por lo que rechazará todas las actividades que le supongan hacer dicho esfuerzo. También puede tener problemas en su capacidad de acomodación (para poder enfocar con nitidez a varias distancias), en la coordinación de los movimientos de ambos ojos o problemas en ambas”, cuenta Alexander Dubra. 

 

Otros signos como escribir en espejo, saltarse palabras o líneas al leer, mala comprensión lectora, que calcule mal las distancias, que tropiece demasiado, que se queje de dolor de cabeza, etc., son indicativos de que se necesita un examen visual.  

Miopía, pantallas y vuelta al cole: ¿cómo detectar un problema visual en los niños?

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