En los últimos años, el aumento exponencial de las infecciones de transmisión sexual (ITS) ha puesto de manifiesto la necesidad de una mayor concienciación y educación sobre la salud sexual en nuestra sociedad. El doctor Nicolás Iglesias Pena, especialista en Dermatología y Venerología explica las principales causas detrás de este incremento, el impacto de los cambios en los modelos de relaciones sexuales y las implicaciones clínicas de las ITS más comunes. El facultativo dice que es tan fundamental la prevención, como la importancia del uso del preservativo y los chequeos médicos, así como el papel crucial de los programas de detección precoz en la lucha contra el virus del papiloma humano (VPH), uno de los mayores desafíos para la salud pública en este ámbito.
¿A qué atribuye el aumento exponencial de las infecciones de transmisión sexual en los últimos años?
Las principales causas atribuidas al aumento tan significativo de infecciones de transmisión sexual que venimos registrando en los últimos años podrían resumirse en mal uso o no uso de preservativo durante las relaciones sexuales y el aumento de relaciones con distintas parejas sexuales.
¿Qué papel juegan los cambios en los modelos de relaciones sexuales en este repunte de las ITS?
Es obvio que ha habido un cambio de comportamiento en la sociedad con respecto a las relaciones sexuales. Hace no mucho tiempo era habitual el tener una pareja sexual a lo largo de toda la vida del individuo. Este comportamiento, si bien a los ojos actuales puede parecer anticuado, en lo que respecta a la salud sexual era lo más conveniente, pues impedía la transmisión de este tipo de enfermedades. La situación actual es bien distinta y es habitual que el número de parejas sexuales por persona sea muy elevado. Además, la falta de formación de la población y el uso incorrecto del preservativo en las relaciones sexuales esporádicas también juega un papel importante. Por poner un ejemplo práctico, hay muchos pacientes que creen que las infecciones de transmisión sexual no se transmiten por el sexo oral. Esto, unido a que las infecciones de transmisión sexual pueden ser asintomáticas, hace que la propagación sea elevada.
Desde el punto de vista clínico, ¿cuáles son las infecciones de transmisión sexual más comunes que ve en consulta, y cuál es su impacto en la salud de los pacientes a largo plazo?
La infección de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial se considera la infección por el virus del papiloma humano. Se trata de un virus muy frecuente y se estima que hasta un 80% de la población está en contacto con él en algún momento de su vida. En la mayor parte de los casos, el virus no produce síntomas, de ahí que la mayoría de las personas que lo portan no son conscientes de ello. A largo plazo, puede producir verrugas genitales y aumenta el riesgo de algunos tipos de cáncer, principalmente el de cuello uterino, aunque lo más frecuente es que el paciente aclare la infección a lo largo del tiempo sin realizar ningún tratamiento. Otra infección muy frecuente es el herpes genital. También es una infección crónica, que cursa en brotes de lesiones vesiculosas dolorosas y, a diferencia del virus del papiloma humano, no suele curarse de forma espontánea.
Con respecto a infecciones agudas, la considerada más frecuente es la infección gonocócica. Se puede curar con antibióticos adecuados, aunque en los últimos años han aumentado las resistencias a los mismos. A largo plazo, este tipo de infecciones pueden producir enfermedad inflamatoria pélvica, lo que en la mujer se traduce en dolor pélvico crónico y dificultades para conseguir un embarazo.
Respecto al virus del papiloma humano, ¿por qué es tan difícil detectarlo y cuáles son los mayores riesgos asociados a una infección no detectada?
La principal dificultad para la detección del virus del papiloma humano es que en la inmensa mayoría de los casos no produce síntomas. Solo en una pequeña proporción de los que adquieren la infección aparecen verrugas genitales o alteraciones en las citologías. Con respecto a la detección, no es tan complicada, pues puede detectarse mediante PCR o pruebas como el test de ácido acético. Lo que ocurre es que este tipo de pruebas carecen de sentido si la infección no va a dar síntomas y el paciente la va a aclarar sin realizar ningún tratamiento.
El principal riesgo de una infección persistente por VPH es el desarrollo de cáncer de cabeza y cuello , de cuello uterino y también de vulva y pene.
¿Puede explicar cómo funciona el sistema inmune para eliminar el VPH en la mayoría de los casos, y por qué en otros casos puede llevar a problemas graves como el cáncer de cérvix?
Nuestro sistema inmunológico es, afortunadamente, muy eficaz para eliminar el virus del papiloma humano del organismo. Se estima que un 70% de las infecciones por VPH se aclaran en el primer año y un 90% en los dos primeros años tras la infección. Todo ello, recordemos, sin realizar ningún tratamiento. Para favorecer este funcionamiento normal del sistema inmunológico, las recomendaciones son sencillas y a la vez difíciles de llevar a cabo, pues se resumen en una vida sana: no fumar, no beber alcohol, llevar una dieta sana, hacer ejercicio físico y tener una buena higiene del sueño.
Cuando la infección por VPH persiste durante más de 2 años, la posibilidad de que el organismo la aclare se reduce mucho; ahí es cuando hablamos de infecciones persistentes, que son las que pueden dar problemas de salud a largo plazo.
¿Qué papel tiene el programa de detección precoz del cáncer de cérvix en la identificación de infecciones de VPH?
Los programas de detección precoz del cáncer de cérvix varían entre países e incluso entre comunidades autónomas. Si hablamos del programa del SERGAS, está principalmente enfocado a mujeres entre 35 y 65 años, debido a que es el grupo de población en el que una infección persistente a lo largo de años puede dar lugar a lesiones precancerosas y cáncer de cuello uterino. Antes de esa edad, la prueba que se sigue indicando es la citología. El motivo es que el VPH en mujeres jóvenes será extremadamente frecuente pero la resolución espontánea será la norma y detectarlo no va a cambiar el manejo clínico.
¿Cómo puede una persona infectarse y transmitir el virus del papiloma humano sin presentar síntomas? ¿Qué implicaciones tiene esto para la prevención de la transmisión?
La transmisión del VPH es muy fácil, pues se produce por contacto piel con piel o con las mucosas que acontece en las relaciones sexuales. El preservativo para la prevención de esta infección es importante pero, lógicamente, no es infalible, pues hay mucha piel que no está cubierta por el profiláctico durante una relación sexual y en esas zonas también puede transmitirse el virus. Por no hablar de que hay personas que sistemáticamente rechazan el uso de preservativo durante, por ejemplo, el sexo oral u otras prácticas.
Además, para complicar las cosas, el período de incubación de este virus puede ser muy largo, de modo que uno puede portar el virus de forma asintomática por relaciones que haya tenido hace años, de ahí que la prevención de la transmisión sea muy complicada.
¿Existen algunas ITS que usted considere más preocupantes debido a sus complicaciones o al aumento de casos?
Creo que todas las infecciones de transmisión sexual deberían preocuparnos. En el último informe de vigilancia epidemiológica de las infecciones de transmisión sexual en España publicado por el Ministerio de Sanidad, se ha visto una tendencia creciente de infección gonocócica, de sífilis, de clamidia… Del mismo modo que haber fumado o consumido drogas a lo largo de la vida deja una huella en nuestra salud, el haber tenido múltiples infecciones de transmisión sexual también lo hace.
El cáncer de orofaringe, de cuello uterino y área genital, así como la enfermedad inflamatoria pélvica y la infertilidad también son consecuencias de adquirir este tipo de infecciones, de modo que la población debería ser más consciente de que es importante cuidar la salud sexual.
Datos como un aumento de infección gonocócica del 42% o de sífilis en un 24% creo que tendrían que hacernos reflexionar como sociedad. La sífilis, sin ir más lejos, es una infección que si no se trata correctamente puede producir complicaciones neurológicas y cardíacas graves. Y el problema no es únicamente de los adultos, pues en 2023 hubo 7 casos confirmados de sífilis congénita, es decir, bebés recién nacidos que nacen con la infección.
¿Cree que es necesario aumentar la educación sobre ITS en la población, especialmente entre los jóvenes? ¿Qué estrategias educativas recomendaría?
En cuanto a la educación sexual de la población, soy muy pesimista. La literatura científica demuestra que, en general, las campañas de concienciación no sirven para absolutamente nada. Nunca ha habido tanta información de calidad al alcance de cualquiera como la de ahora y, sin embargo, las infecciones de transmisión sexual no dejan de aumentar, con todas las consecuencias que ello conlleva. Creo que es más importante la concienciación de la propia persona que las campañas gubernamentales que han demostrado sistemáticamente ser un fracaso.
¿Qué mensaje le daría a la población en cuanto a la importancia del uso del preservativo y de la realización de chequeos médicos periódicos para prevenir y detectar estas infecciones?
El preservativo bien utilizado es un buen método anticonceptivo y previene la mayoría de infecciones de transmisión sexual. Su uso es importante en todos los tipos de relaciones sexuales, incluyendo el sexo oral, como comentábamos anteriormente. Sin embargo, la medida más eficaz para la prevención de cualquier infección de este tipo continúa siendo la limitación de parejas sexuales.
En cuanto a chequeos médicos, es interesante que las mujeres realicen las pruebas de cribado que corresponden a su edad y tanto hombres como mujeres aprendan a autoexplorarse para detectar aquellas lesiones que se escapen de lo normal y así poder buscar ayuda médica especializada a tiempo.