Entre el 5 % y el 15 % de las rinoplastias requieren de una reintervención, pero ese porcentaje se dispara a más de la mitad en el caso de las cirugías "low cost", que priorizan la estética sin tener en cuenta la funcionalidad de la nariz y acaban ocasionando problemas para respirar, principalmente.
Así lo ha advertido este jueves la Sociedad Espñaola de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) en una rueda de prensa en la que han presentado su 74 Congreso Nacional, que congrega a más de 1.500 expertos hasta el domingo en Madrid para analizar las últimas novedades en este campo y en el que avanzarán también la nueva edición del Libro Blanco de la especialidad.
En España, cada año se hacen 30.000 rinoplastias, un 70 % de las cuales las ejecuta un otorrinolaringólogo de cabeza y cuello, lo que las convierte en el segundo procedimiento estético más realizado en nuestro país, solo superado por la blefaroplastia -aquella en la que se elimina el exceso de piel de los párpados-.
Tras los años de frenazo por la covid-19, los especialistas están notando un crecimiento exponencial de la demanda, acrecentada también por la influencia de las redes sociales, que han dado aún más peso a la apariencia física. "Todo el mundo tiene en su teléfono una cámara y nos tomamos fotos continuamente para ser evaluados por cientos o miles de personas a diario", ha señalado el experto.
Con ese aumento de la demanda, han proliferado las clínicas que ofrecen estas cirugías a un precio -con la posibilidad de financiación-, que "ni siquiera cubre los costes de quirófano", ha censurado Eduardo Morera, presidente de la Comisión de Cirugía Plástica Facial de la SEORL-CCC.
Si cada cirujano maneja una tasa de retoque de entre el 5 % y el 15% de los casos, siendo la causa más frecuente la de la obstrucción nasal, en estas rinoplastias "low cost" supera "el 50, el 60 e incluso el 70 %".
El problema es que estos centros "lo único que hacen es reducir el esqueleto nasal, quitar cartílagos para que la nariz se vea más pequeñita y un poco más bonita durante unos meses", pero esas narices "mal operadas" al cabo de unos meses se colapsan y dificultan la respiración, lo cual influye en el desempeño de actividades como dormir o hacer deporte.
Y es cuando empiezan a deformarse externamente cuando los pacientes acuden en busca de una reintervención, con el resultado de que al inicio era una operación a un precio más bajo, se convierte en otra cirugía más cara y más compleja técnicamente porque la mayoría de las veces implica una reconstrucción de la nariz.
Además, como es un tejido cicatrizal, "no le podemos ofrecer un mismo resultado que una nariz que no se ha operado nunca"; la cosa se agrava cuando se someten a estas intervenciones fuera de España en búsqueda de gangas, casos en los que el problema es prácticamente imposible de solucionar.
Por todo ello, la SEORL ha querido hacer un llamamiento a desconfiar ante precios demasiado bajos: "Nosotros no separamos la forma de la función, no va a encontrar un otorrinolaringólogo que busque hacer una nariz bonita a costa de sacrificar su funcionalidad".