Un proyecto de la artista viguesa Elena Alonso busca dar voz a los bosques de algas laminarias de Galicia, un ecosistema amenazado que a través de técnicas de realidad aumentada ofrece al público, desde una galería de Berlín, su propia “perspectiva”.
Los bosques de laminaria ochroleuca (también conocida como quelpo) del litoral gallego poseen un enorme valor ecológico, pero en los últimos años están desapareciendo, principalmente debido a los efectos del cambio climático.
Según explica Elena Alonso Fernández (Vigo, 1986), las algas laminarias pertenecen a los considerados como “ingenieros del ecosistema”, es decir, especies con una función básica en esa red de relaciones, ya que ofrecen un hábitat con cobijo y alimentos para otros seres vivos.
Se trata de algas perennes que pueden llegar a vivir hasta once años y que no se ven afectadas por las tormentas, agrega la artista afincada en Berlín, que comenzó a investigar este ecosistema cuando comenzó la pandemia.
Si el calentamiento del agua y los factores humanos las hacen desaparecer, el resto de seres vivos que habitan estos bosques desaparecerán con ellas, explica Alonso, que señala que su investigación artística se centra en la situación de las laminarias en Galicia para hablar, sin embargo, de un problema global.
Los cuadros de vivos colores que constituyen parte de la exposición que puede visitarse hasta el próximo domingo en la galería “gr_und” en la capital alemana no constituyen, no obstante, un retrato al uso, sino que Alonso Fernández habla de una “colaboración” con el alga.
“Quería que el alga tuviese la oportunidad de hablar y que no solo fuese importante la opinión de las personas, sino la perspectiva del alga”, señala.
Por ello, tomó prestado del Instituto de Investigación Marina de Vigo un sensor submarino que se usa habitualmente para registrar los desplazamientos de los peces.
Con él, midió durante dos meses la frecuencia de los movimientos de una laminaria ochroleuca, vinculada a factores atmosféricos y de corrientes, así como la profundidad a la que se encontraban tales organismos.
Después, Alonso usó los valores numéricos resultantes para crear animaciones de versiones digitales de sus pinturas a través de un proceso de codificación creativa, dejando que, a partir de unos parámetros iniciales, un programa de ordenador moviese cada imagen en base a los datos correspondientes a un determinado periodo de tiempo.
El resultado son animaciones que pueden verse gracias a técnicas de realidad aumentada al sostener un móvil delante de cada cuadro, ya sea en la exhibición o escaneadas desde otro sitio.