Uno de cada cinco menores en España vive en situación de hacinamiento en sus casas, es decir, dispone de menos de quince metros cuadrados en hogares en su mayoría alquilados, que cuestan cada vez más a las familias y tienen peores condiciones.
Son datos del estudio ‘Un hogar para la infancia’ presentado ayer por la Plataforma de Infancia, que pone el foco en la relación entre la pobreza infantil y la vivienda, pues cuanto mayor es el gasto del presupuesto familiar dedicado a la vivienda, mayor es el nivel de pobreza en la infancia.
El 37,6% de los menores que residen en hogares en situación de pobreza, viven con familias que tienen que destinar más del 40% de su renta a los gastos de la vivienda; España es el cuarto país de la UE con más niños y adolescentes que sufren sobrecarga en el coste de la vivienda.
Según el análisis realizado con datos de la ‘Encuesta de Condiciones de Vida 2022, del Observatorio de Vivienda y estudios sobre chabolismo’ de la Fundación Secretariado Gitano, el nivel de pobreza es un factor clave para explicar esa interrelación con la vivienda, pero también incide la falta de vivienda pública que causó el aumento de los alquileres desde 2015.
Las familias monoparentales y las numerosas son las que más sufren los problemas de la vivienda, destaca el estudio, que alerta de que la mitad de las personas que viven en asentamientos chabolistas tienen menos de 16 años.
El 18,9% de la población infantil que habita en hogares con falta de espacio se sitúa en el umbral de pobreza. La falta de espacio se asocia con un peor estado de la salud física y mental, aumenta el riesgo de sufrir accidentes domésticos y dificulta mantener relaciones con amigos y familia.
“Cuando las personas pierden la vivienda es un paso más hacia la exclusión social”, explicó Débora Quiroga y destacó el impacto que tienen las condiciones de espacio y habitabilidad en el desarrollo de los niños.
“No solo hay más problemas para pagar la vivienda, sino que se está pagando por viviendas más pequeñas y con falta de luz o humedades que afectan mucho a los menores”, añadió la experta, quien recordó que los menores habitan en mayor proporción en viviendas alquiladas, en un 25,4%, frente al 18,7% del total de la población.
A nivel europeo, España es el país con el nivel más alto de pobreza infantil y el tercero con la mayor tasa de riesgo de pobreza y exclusión social en la infancia, solo superado por Bulgaria y Rumanía. “Nos parece alarmante que la infancia sea el grupo de edad con mayor pobreza, que España sea el país con la tasa de pobreza infantil más alta de la UE y que la cifra de carencia material severa sea la más elevada desde 2008”, señaló Carles López, presidente de la plataforma que agrupa a más de 70 entidades de infancia.
La gravedad de la situación contrasta con la poca inversión de España para acabar con la pobreza infantil, lamentó Ricardo Ibarra, director de la plataforma, quien recordó que España solo destina el 1,6% del PIB cuando la media europea es del 2,5%.
Entre las propuestas, la Plataforma de Infancia plantea ampliar el parque de viviendas sociales construyendo 1,5 millones de viviendas protegidas para aproximarse a la media europea, mejorar las ayudas a las familias vulnerables con una prestación especial para evitar el sobrecargo de la renta para las familias con niños en situación de vulnerabilidad social.
También la creación de una Estrategia estatal de erradicación de la vivienda insegura que asiente los derechos de las personas que habitan en chabolas o infraviviendas y apoyo a familias que se enfrenten a un desahucio. “Tenemos un problema de país que es estructural y hay que poner más inversión y medidas más ambiciosas”, concluyó Ibarra.