Curiosos Goya: de una alfombra roja de vértigo al histórico premio compartido

La XXXIX edición de los premios de la Academia Española del Cine recordó a la gran Marisa Paredes y a las víctimas de la DANA en una gala con varios mensajes reivindicativos, por ejemplo sobre vivienda digna, conciliación, Palestina o Trump
Curiosos Goya: de una alfombra roja de vértigo al histórico premio compartido
Fotografía de familia de todos los premiados en la XXXIX edición de los Goya en Granada | Pepe Torres (Efe)

Desde los empinados 46 escalones de la alfombra roja hasta el histórico final con un premio ex aequo, la gala de la XXXIX edición de los Premios Goya estuvo plagada, un año más, de anécdotas que amenizaron una noche de risas, nervios y curiosidades y, por supuesto, reivindicaciones.


La gala, de casi cuatro horas de duración, recordó a la recientemente fallecida Marisa Paredes –de la mano emocionante de su hija María Isasi–  y a las víctimas de la DANA, en una ceremonia marcada por diversas consignas políticas, como el derecho a una vivienda digna o la causa Palestina, así como lamentos por la vuelta de Donald Trump a la presidencia de EEUU.


En los discursos e escucharon, además del castellano, todas las lenguas cooficiales del Estado, el  inglés, el italiano y brasileiro, también se reivindicó el cine hecho por mujeres, la conciliación, la memoria histórica de hechos  recientes, el campo, la migración o las políticas para personas con discapacidad.


Granada, donde se desarrolló la gala, estuvo presente hasta en sus expresiones. “¡Esto qué polla eh!”, exclamó, desbordado de emoción, el actor malagueño Salva Reina al recoger el Goya a mejor actor de reparto. 

 

Pero no solo ahí, la noche se llenó del encanto  de la Alhambra; de un destacado, legendario, imperecedero e inseparable de la urbe, acento lorquiano eso sí, acompañado por el rock de un granadino inmenso, Miguel Ríos, que inició acompañado el evento con su ‘Bienvenidos’ rematado al grito de “Free Palestina” (“Palestina Libre”) entre fallos de sonido en una gala que dominó las audiencias y premió a Eduard Fernández como mejor actor principal de la mano de su hija; a Carolina Yuste como mejor actriz principal; a Clara Segura como mejor actriz de reparto y a Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez en la dirección.


Aitana Sánchez-Gijón, Goya de Honor, protagonizó una curiosa declaración de amor hacia Richard Gere desde el escenario, al que se señaló como el amor de su vida tras pedir “permiso” a su mujer, la gallega Alejandra Silva.

 

 Gere subió al escenario para recibir el Goya Internacional, mientras su mujer lo grababa con su móvil. Ella es la merecedora del premio por los años que lleva aguantándolo, dijo el actor, que recordó la oscuridad de los tiempos actuales desde la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. 


Antes de ello, los 46 escalones de alfombra roja asustaron a más de uno, como a Alejandro Sanz o a Sánchez-Gijón, que, entre bromas, se preguntó “¿por qué?”, mientras a Sanz le recordaron a “las de ‘Rocky’”.

 

 La espera para las fotos permitió a  Paz Vega y Elena Anaya interesarse mientras Lola Índigo sufría un vahído por el calor. 

 

Y para anécdota la del final de la noche. El ‘cabezón’ a mejor película fue por primera vez en la historia compartido para ‘El 47’ y ‘La infiltrada’. 

Curiosos Goya: de una alfombra roja de vértigo al histórico premio compartido

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