Es un enigma por qué los humanos tienden a un optimismo poco realista, ya que puede conducir a comportamientos excesivamente riesgosos y a no tomar medidas de precaución.
El pensamiento optimista se inmortalizó en los libros de autoayuda como la clave de la felicidad, la buena salud y la longevidad, pero también puede conducir a una mala toma de decisiones. Ahora, una investigación de la Universidad de Bath (Reino Unido) muestra que el optimismo excesivo se asocia con habilidades cognitivas inferiores, como la fluidez verbal, el razonamiento fluido y numérico y la memoria. En cambio, las personas con altas capacidades cognitivas tienden a ser más realistas y pesimistas en sus expectativas de futuro.
El estudio ‘Mirando el lado (B)correcto de la vida: capacidad cognitiva y expectativas financieras desajustadas’, indica que las personas más optimistas toman peores decisiones.
“Predecir el futuro es difícil y por esa razón es de esperar que quienes tienen una capacidad cognitiva baja cometan más errores de juicio, tanto pesimistas como optimistas. Pero los resultados son claros: la baja capacidad cognitiva conduce a que las personas se engañen a sí mismas hasta cierto punto”, afirmó Chris Dawson, de la Facultad de Administración de la Universidad.
“Esto apunta a la idea de que, si bien los seres humanos pueden estar predispuestos por la evolución a esperar lo mejor, los que tienen una alta capacidad cognitiva son más capaces de anular esta respuesta automática cuando se trata de decisiones importantes. Los planes basados en creencias demasiado optimistas dan lugar a decisiones poco acertadas y tienen peores resultados que las creencias realistas”, añadió Dawson.
“El optimismo poco realista es uno de los rasgos humanos más extendidos, y los estudios han demostrado que la gente subestima sistemáticamente lo negativo y acentúa lo positivo. El concepto de pensamiento positivo está arraigado en nuestra cultura, y sería saludable revisar esa creencia”, concluyó el investigador.