La pobreza en España “se ceba sobre la infancia y sobre las familias con hijos”, alertó el director de Unicef en el país, José María Vera, muy preocupado por el efecto que están teniendo sobre los niños cuestiones como la dificultad en el acceso a una vivienda digna, la precarización del empleo o los problemas de salud mental aflorados por la pandemia.
Vera calificó de “inaceptables” los datos de pobreza infantil en España, un problema “del que se ha sido más consciente en los últimos diez o quince años”, pero que se arrastra desde mucho más atrás y que sigue en niveles “sorprendentemente altos” porque, en su opinión, este país “aún protege poco y mal a su infancia”.
Además, recordó que en España cerca de un tercio de la población vive en situación de riesgo de pobreza o exclusión social y un 10,8% padece privación social o material severa, unas cifras que se agravan en zonas como Canarias, Ceuta, Melilla o la costa andaluza. Así, Vera apuntó que la caída en la calidad del empleo es uno de los indicadores “en el que se rompe la tasa Arope”, referencia sobre exclusión social. “Hay una baja calidad del empleo en cada familia, con salarios precarios. Estamos hablando de trabajadores pobres que no logran tener una vida digna pese a tener empleo”, reflexionó.
A su juicio, esa combinación de dos factores estructurales, como la carestía de la vivienda y la baja calidad del empleo, acaba teniendo un impacto que se suma a la “fragilización de algunas políticas públicas” y se traduce en pobreza y desigualdad infantil.
“Para poder acceder a empleos mejores, a estudios superiores o a estudios profesionales que permitan tener salarios dignos en el futuro, para esos niños y niñas el ascensor social se ha roto y la precarización en el empleo es un factor clave de esa ruptura”, abundó Vera.
El director de Unicef incidió asimismo en el impacto que tiene el acceso a la vivienda en la pobreza infantil, un tema sobre el que están elaborando “un estudio muy amplio”. Su organización, comentó, siempre puso el foco en la protección social a través de, por ejemplo, prestaciones públicas, pero consideran preciso “incidir sobre los factores estructurales y sistémicos que realmente están en el origen, como la vivienda”.
“Si el alquiler es inaccesible, si las condiciones habitacionales no son dignas o impiden que luego se puedan afrontar gastos en una nutrición correcta, en escolarización, digitalización... eso impide luego crecer y prosperar”, añadió. Así, lamentó que muchas familias, quizá empujadas por el gasto que destinan a la vivienda, se vean obligadas a elegir entre calentar su casa, comer carne y pollo, tener una semana libre al año o hacer una reparación imprevista.
“Esto supone una vulneración de los derechos de la infancia porque acaba afectando a sus posibilidades, a sus oportunidades, a su alimentación, y acaba teniendo incidencia sobre su salud y sobre sus posibilidades educativas”, resaltó.
Para Vera, los problemas relacionados con la salud mental en niños y jóvenes han “emergido” con la pandemia, pero ya estaban latentes. El director de Unicef España puso el foco en la “debilidad de atención y detección temprana”, especialmente de las situaciones severa.
Los jóvenes, agregó, “se muestran preocupados aún por la pandemia, lo que indica que les ha afectado bastante a nivel de salud mental”, que se añade también a la inquietud por la guerra de Ucrania o el cambio climático.
En su opinión, también se produjeron algunos avances en el último lustro, especialmente en la recuperación económica de las tres crisis económicas, con pasos importantes como la reducción en la mortalidad infantil en menores de cinco años.
También en el ámbito de la protección social, abunda, con medidas como Ingreso Mínimo Vital o el complemento de infancia, aunque incidió en que aún no está siendo “todo lo fácil que debería” el acceso a esta medida.