La Manía es el proyecto de Carmen y Marco, dos hermanos de Lugo que han convertido su amor por la moda y la artesanía en su propia marca. Criados en una familia con una profunda tradición en la confección y el tejido, estos hermanos crecieron rodeados de conos de lana, talleres y ferias donde aprendieron de primera mano el arte de transformar una idea en una prenda. Carmen descubrió su pasión por el crochet en la niñez, una habilidad que se convirtió en su compañera constante a lo largo de los años.
El proyecto de La Manía se gestó de manera natural, naciendo de un proceso más que de un momento puntual. Fue en 2014, mientras Carmen residía en Barcelona, cuando su curiosidad la llevó a confeccionar alpargatas inspirada por una vecina experta en este tipo de calzado. Lo que comenzó como un hobby pronto captó la atención de sus amigos y conocidos. Tras un tiempo, Carmen regresó a Lugo, pero lo de hacer alpargatas la acompañó. Continuó haciéndolas y utilizándolas, y sus amigas empezaron a interesarse en ellas, siendo sus primeras -y más fieles- clientas. Poco a poco, ellas mismas la animaron a abrir una cuenta de Instagram, y así lo hizo.
“Fue en torno al 2018, por lo que esa es la fecha que consideramos el inicio de La Manía Galicia. Al principio, trabajaba Carmen sola y mostraba las alpargatas que iba haciendo. Después, fue añadiendo alguna pieza de crochet y poco a poco fue creciendo en seguidores e interés de la gente. Después incorporó el tejido de cuentas y el textil. A partir de ese momento, me pidió ayuda para que le echase una mano con la gestión, y así fue como nos fuimos involucrando hasta dedicarnos cada vez más al proyecto”, afirma Marco.
La Manía destaca por sus accesorios y complementos. De forma recurrente, suelen tener charms, coleteros, pinzas para el pelo e incluso, capazos. “También hemos lanzado algún drop con cinturones, camisetas, bikinis, tops y pendientes, pero sobre todo nos centramos en alpargatas de crochet y bolsos en diferentes tejidos. En nuestro catálogo de bolsos ofrecemos tanto piezas un poco más especiales para fiesta o evento, como otras más ponibles para usar en el día a día”, destacan desde La Manía.
El proceso de diseño en La Manía es profundamente orgánico e intuitivo. Carmen y su equipo suelen partir de un elemento que les inspira: un tejido que los ha cautivado, una obra de arte textil, un detalle del diseño de interiores, un estampado o patrón, una simple forma o incluso de una técnica que quieren descubrir.
“Tras la idea, comenzamos en un plano físico donde podemos toquetear, probar, combinar, hacer y deshacer directamente. En esta fase inicial del diseño nos gusta trabajar con moldes y materiales en vez de depender de cosas más conceptuales, como el ordenador o los bocetos. Así, el original de cada pieza acaba surgiendo de construcciones con hilvanes y alfileres, cartón pluma y retales. Luego, si nos convencen en esta primera toma de contacto, ya pasamos a crear un moodboard específico para la pieza o lo digitalizamos para probar diferentes tejidos o ornamentos hasta que, al final, hacemos un prototipo y patrones con los que empezamos a trabajar más en serio”, destacan.
Una vez definida la idea, elaboran prototipos a mano y digitalizan los diseños antes de perfeccionarlos y dar vida al producto final. “La fase de producción de nuestras piezas depende mucho del producto que se trate. Por ejemplo, en las de crochet y ganchillo, las confeccionamos en nuestro pequeño taller de forma artesanal y a mano, sin más secretos que la habilidad, las agujas, la lana y el tiempo, mucho, mucho tiempo. Para que te hagas una idea, uno de nuestros coleteros puede llevar en torno a cuatro horas de trabajo y un bolso, incluso más de doce, dependiendo del tamaño y la complejidad del diseño. En lo que a las piezas textiles se refiere, el trabajo se divide entre el que hacemos en nuestro taller y el que realizamos en un taller de nuestra confianza en los períodos de más demanda. Es cierto que en la confección con telas, las máquinas de coser y overlock nos permiten agilizar algunos pasos, pero, en general, toda nuestra confección sigue siendo un proceso muy manual con un componente de oficio muy marcado. Esto se aprecia especialmente en el preparado de las telas antes del corte (preencogido y relajación de tensiones), al cortarlas una a una siguiendo la dirección del hilo y respetando los estampados, o al colocar los detalles a mano antes o después del cosido. Nuestra intención es que todos nuestros artículos se hagan con el mayor de los cariños y el mejor de los acabados, y los de tela no son una excepción a esto”, añaden.
La Manía apuesta por una estética versátil y variada que se centra en resaltar la belleza y originalidad de cada pieza. La marca se rige por una filosofía que combina el diseño contemporáneo con técnicas tradicionales, valorando la producción local y el trabajo artesanal. Las piezas de La Manía buscan ser más que simples accesorios; son pequeñas obras de arte con un valor emocional, creadas para durar y trascender modas efímeras.
La moda la entienden como un medio para que las personas expresen su individualidad y se diferencien de los demás, pero de manera cuidadosa y consciente, priorizando la estética y la excelencia. Cada pieza debe contar una historia, transmitir un mensaje y trascender tanto en su función como en el tiempo. Este enfoque se logra combinando un diseño contemporáneo que se nutre de la tradición y las tendencias, usándolas como inspiración y recurso, pero sin depender de ellas. El valor real de cada creación reside en la dedicación y la habilidad de las manos artesanas.
Principios como reinterpretar, reformular, reinventar e interpretar son esenciales, al igual que el esmero y la autenticidad que aporta lo hecho a mano. Además, la cercanía con colaboradores y proveedores se considera vital para sostener estos valores. Por ello, la producción y el abastecimiento local son pilares indispensables: la conexión directa con los materiales y el proceso, desde el taller hasta la selección de telas e insumos, forma parte de la filosofía de trabajo.
Así, la preferencia por colecciones pequeñas y piezas únicas personalizadas se convierte en un reflejo de esta visión. La idea de que cada persona que elige un producto se sienta especial no se puede alcanzar mediante una producción industrial. La esencia de crear algo distintivo, con personalidad y la más alta calidad, se encuentra en el trabajo colaborativo y en la inmersión profunda en el proceso creativo.
“Nosotros somos gallegos orgullosos y es indudable que, de un modo u otro, nuestra cultura y nuestra tierra se acaba transmitiendo a lo que hacemos. Sin embargo, nuestra forma de pensar al respecto es justo la contraria. Nos gustaría ser una de las muchas marcas gallegas que actualmente contribuyen a que la cultura gallega siga asociada a la moda y no aprovecharnos de la cultura gallega para hacer de ella un ornamento exótico y desechable de la moda. No obstante, como te decíamos, nuestra cultura siempre se acaba expresando. Por ponerte un ejemplo, el verano pasado se nos ocurrió utilizar unas conchas de vieira decoradas como charms para capazo. Esto es algo que probablemente no se nos hubiese ocurrido si fuésemos de otra parte. El caso es que para ello, utilizamos conchas de vieira de las Rías Baixas que fuimos recolectando por diferentes restaurantes en vacaciones. Al final, fueron todo un éxito y a nuestras clientas les encantaron. Alguna de ellas llegó a asociarlas al Camino de Santiago e incluso recordamos haber vendido alguna fuera de España”, afirman Carmen y Marco.
Desde sus inicios, el proyecto ha atravesado múltiples etapas, enfrentando tanto aciertos como errores. Cada desafío ha servido como aprendizaje y ha impulsado una evolución pausada pero constante. Esta progresión ha permitido adaptarse al crecimiento sin perder la esencia y mantener un trato cercano con las clientas. A lo largo del camino, se ha observado cómo otras marcas, al crecer demasiado rápido, han tenido que cerrar, lo que ha reforzado la convicción de avanzar con pasos firmes y medidos.
El crecimiento logrado ha aportado mejoras en diversos aspectos, permitiendo explorar nuevas ideas y ampliar el catálogo de productos, lo cual ha generado una gran satisfacción y confianza. Uno de los mayores logros ha sido construir una comunidad sólida, compuesta por clientas leales, seguidores en redes sociales, otras marcas del sector, influencers, artesanos y tiendas de moda, a quienes le agradecen su apoyo constante. La marca ha ganado reconocimiento y recomendaciones, con más personas identificándola y comprendiendo su propuesta. Un hito significativo fue la expansión al mercado internacional, con ventas en EE. UU. y Europa, lo cual reafirma el valor de los productos en un entorno global.
En el corto plazo, se prevén colaboraciones con influencers y la expansión del catálogo de crochet, incorporando nuevos complementos y una pequeña colección cápsula de prendas de vestir. Para el próximo verano, se planea la inclusión de tejidos estampados en los bolsos en colaboración con una artista gráfica admirada.
“A largo plazo, nuestro objetivo es seguir evolucionando y mejorando continuamente, incorporando nuevas técnicas y materiales que enriquezcan tanto nuestros productos como nuestras colecciones. Esto nos ayudará a fortalecer nuestra propuesta de valor. Además, nos gustaría colaborar con artesanos de disciplinas afines, como orfebres, cesteros y ceramistas, con quienes ya hemos esbozado algunas ideas que esperamos materializar con su colaboración. Sin embargo, estos planes aún están en desarrollo. Por otro lado, también aspiramos a ampliar nuestros canales de venta, ya que consideramos fundamental aumentar nuestra visibilidad y llegar a un público más amplio. En este sentido, estamos trabajando en propuestas interesantes que confiamos puedan concretarse pronto”, concluyen.