El futuro uso de los terrenos del muelle de San Diego que quedarán liberados con el traslado de Repsol a punta Langosteira seguirá en el aire hasta que la petrolera abandone por completo las instalaciones del puerto interior. En la primera fase del cambio, firmada en un convenio con la Autoridad Portuaria hace dos semanas, Repsol liberará en el muelle de San Diego una superficie de 26.000 metros cuadrados, que podrá llegar a los 98.000 que ocupa la empresa.
La Autoridad Portuaria tiene la potestad de reclamar a la petrolera que remedie los terrenos que deja, es decir, que los acondicione para devolverlos a su estado originario. Una facultad que se reserva hasta conocer el estado del subsuelo de toda la zona y saber a qué uso se podrá destinar: industrial o urbano –como se había apuntado como posibilidad desde el Ayuntamiento–.
El presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, que desgranó ayer las condiciones del acuerdo para el traslado de Repsol, apuntó que no resultaría operativo remediar una parte de los terrenos ahora y el resto cuando concluya el proceso de cambio al Puerto Exterior.
Con respecto a ese traslado, indicó que no se esperará al final de la primera fase –que concluirá en abril de 2018– para negociar el resto, sino que las conversaciones son continuas. Mientras se produce ese cambio definitivo, durante un tiempo habrá dos oleoductos operativos, el de entrada de crudo a la Refinería, en el Puerto Exterior, y el de salida de los productos refinados, en San Diego. n