eff Bezos, Elon Musk y Richard Branson, después de amasar fortunas millonarias, se han volcado en su pasión real con la exploración del espacio, de la que el Gobierno de Estados Unidos está empezando a apartarse. “El sector privado busca hacer el espacio más accesible, yendo más allá de lo que ha ido la NASA”, dijo el periodista y escritor Christian Davenport, en referencia a la agencia espacial estadounidense.
Davenport, quien cubre las industrias espacial y de defensa para “The Washington Post”, es el autor del libro “Space Barons” (Los señores del espacio), para el que entrevistó a Bezos, fundador de Amazon; Musk, el artífice de Tesla y PayPal; y Richard Branson, quien encabeza Virgin. Además, tuvo la oportunidad de conversar con Paul Allen, quien fuera socio de Bill Gates en la invención de Microsoft. El título “Space Barons” evoca a lo se conoce en inglés como los “railroad barons” , es decir, los magnates que en el siglo XIX aprovecharon el respaldo del Gobierno federal, que otorgó tierras y dio la protección militar, para la expansión de las redes ferroviarias privadas. “Los viajes espaciales siguen siendo muy caros –indicó Davenport–. Lo que el sector privado encara es un cambio en el modelo de esta exploración” especial para hacerla asequible al público.
Desde los comienzos de la aventura humana de la exploración del espacio a mediados de la década de 1950, esta se ha caracterizado por su gran coste, que hasta ahora ha sido asumido por el Gobierno, en el caso de Estados Unidos.
Para llegar a la exosfera, este país y sus competidores han empleado cohetes propulsores con segmentos que, una vez que impulsan la nave a su órbita o trayectoria, caen al mar o quedan flotando en el espacio, con lo que no pueden ser reutilizados y se eleva el coste. La excepción ha sido el programa de transbordadores espaciales que la NASA inauguró en 1981 y terminó en 2011, después de 135 misiones que contribuyeron a la construcción de la Estación Espacial Internacional (EEI), un proyecto de 100.000 millones de dólares en el que participan 15 países.
Sin embargo, la NASA ha anunciado que hacia 2024 concluirá su participación en la EEI. Ante este “repliegue” de la agencia especial estadounidense, se presentan alternativas dentro del sector privado.
Los dos rivales en el sector que reciben más atención en el libro de Davenport son Musk, con su Space Exploration Technologies (SpaceX), fundada en 2002; y Bezos, con su Blue Origin, establecida en 2000. Ambas trabajan, a un ritmo diferente, en el desarrollo de cohetes propulsores que pueden recuperarse para usos múltiples, lo que, según los empresarios, bajará los costos y permitirá negocios como el “turismo espacial”.