Los numerosos carteles con el rostro de Diana Quer que se distribuyeron en los primeros días tras su desaparición por diferentes puntos de A Pobra, así como en otras lugares de los alrededores, han pasado casi a la historia. En la mayoría de los establecimientos comerciales y hosteleros, así como en los tablones de anuncios y en paredes, ya no cuelgan las hojas con la fotografía de la joven de Pozuelo acompañada de un texto con una descripción de ella o con los números de teléfono a los que llamar si se tiene alguna información. Diana López-Pinel, madre de la adolescente, se encontró estos días en que regresó a la villa pobrense para sentirse más cerca de su hija mayor con esa imagen sin los carteles que colocó ella misma, junto a miembros de su familia.
Aunque en algunos casos, esos carteles fueron víctimas de las inclemencias meteorológicas, según apuntan algunas personas, el hecho de que el invierno no resultase por ahora tan duro como en años anteriores, hace pensar en otras posibilidades. De hecho, algunos propietarios de negocios reconocen que, aunque sin un motivo demasiado justificado, los retiraron. Comentan que el hecho de que hayan transcurrido más de cuatro meses sin que se sepa lo que le ha sucedido, ni su paradero, hace que se abandone la alerta para tratar de recuperar la normalidad en una villa que definen como “tranquila”, y añaden que la desaparición de Diana Quer ha sido “algo excepcional”, mismo calificativo que aplican a otros hechos delictivos registrados en años pasados, como el crimen de la dominicana Yulia Altagracia o el asesinato de asesinato de Juan Manuel Fariña Bretal “Yanki” por una deuda de drogas.
Por otro lado, tras desvelarse en Espejo Público que la línea de investigación sobre los teléfonos móviles que tuvieron un mismo comportamiento que el de Diana Quer en su desplazamiento entre A Pobra y Rianxo se cerró sin que aportase pista alguna, desde ese programa indicaron que, una vez más se vuelve al origen en A Pobra y ahora se trata de determinar que teléfonos se apagaron en la franja horaria previa a la desaparición para no dejar rastro en las antenas repetidoras de señal.