El 53,5% de los profesores españoles considera conveniente mandar deberes extraescolares a sus alumnos para que estos adquieran el hábito de estudio necesario que favorezca su autonomía, según el III estudio sobre el uso de la tecnologías en el aula, elaborado por BlinkLearning en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
Basado en una encuesta a 1.222 docentes de toda España, más de la mitad procedentes de centros públicos y de Secundaria, indica que quienes defienden las tareas en casa señalan que éstas sirven de entrenamiento y mejora de las competencias y contenidos.
Sin embargo, los docentes contrarios a los deberes (18,5% de los encuestados) creen que estos suponen una “carga” cognitiva para el alumno y defienden que lo que este necesita es tiempo para asimilar lo que ha aprendido en el aula. Además, hay un 28% que no se muestra ni a favor ni en contra de esta práctica.
La mayoría de los profesores que mandan tareas para casa a sus alumnos (54,6%) admite que lo ideal sería que estas fueran personalizadas y en función de las necesidades de los estudiantes, pero que esto es algo que “la vida escolar no lo permite”, mientras que un 11% marca intencionadamente los mismos deberes para todos porque lo contrario le parece “injusto”.
“Simple refuerzo”
“Los deberes deben ser un simple refuerzo en casa, que no dure más de un tiempo proporcional para su edad, para detectar posibles dificultades, conocer el temario y aprender hábitos de estudio en casa”, afirma uno de los docentes encuestados.
“No se trata de mandar deberes o no. Se trata de plantear actividades que refuercen el aprendizaje y que éste sea significativo”, sostiene otro.
Preguntados estos profesores por los principales déficits del sistema educativo, la comprensión lectora se sitúa en primera posición, seguido de la dificultad para contextualizar lo aprendido, la autonomía en el aprendizaje o la resolución de problemas.
Sobre las estrategias de enseñanza que aplican, el 79,4% se decanta por el aprendizaje cooperativo, el 50,3% el basado en proyectos y el 42,6% el trabajo por competencias. Las clases invertidas o “flipped classroom”, que en los últimos años han ganado terreno en el ámbito de la enseñanza, las aplica un 26,8%. l