Residentes en el lugar pobrense de Lesón llevan varios días preocupados por la muerte en extrañas circunstancias de sus animales de pluma. En un primer momento creyeron que se trataba de una marta o un zorro como la especie depredadora que estaba acabando poco a poco con sus ejemplares de ocas o gallinas.
Sin embargo, según fue pasando el tiempo y tuvieron conocimiento de algunas situaciones, han empezado a sospechar que detrás de “esta desfeita” hay un lince ibérico. Se trata de una especie que no se prodiga por estos lugares, ni tampoco se tiene constancia de que se liberase alguna pieza de esas características, pero que se pusieron sobre la mesa algunos indicios de esa hipótesis.
Uno de los vecinos que se ha visto afectado por esta situación manifestó a este periódico que en tres días consecutivos de la pasada semana le aparecieron muertas hasta ocho ocas, mientras que a un amigo de O Campiño le aparecieron muertas todas las gallinas menos una. El hecho de que aparecieran muertas y desangradas por una mordedura en el pescuezo les llevó a pensar que se trataba de la referida marta, aunque tampoco descartaba que fuese un zorro, aunque este último se suele llevar a alguna de sus víctimas a sus madriguera.
Sin embargo, su opinión cambió cuando el pasado sábado al mediodía vio a unos 50 metros de sus casa un animal que le parecía inicialmente un gato, pero al mirarlo con detenimiento con un telescopio detectó una serie de rasgos que le hicieron pensar que se trataba de un lince. Contactó con un familiar que trabaja en el parque natural de Corrubedo, al que le facilitó la descripción del animal que acababa de ver y coincidió en que podría tratarse de esa especie. Sin embargo, le precisó que no habían liberado a ejemplar alguno de lince en esa superficie protegida.
Al pobrense que le murieron las ocho ocas le vino a la memoria el caso de un lince, “Kentaro”, que fue criado en el Centro de Cría en Cautividad de Silves (Portugal), al que liberaron en los montes de Toledo y que fue apodado como el lince viajero tras recorrer alrededor de 2.500 kilómetros hasta Ourense, y regresar al país luso, donde murió atropellado en Oporto.
Ello le ha hecho pensar en la posibilidad de que, aunque no se suelen alejar demasiados kilómetros de su hábitat, puede que a este animal le sucediera lo mismo y que estuviera visitando la zona en los últimos días. Varios residentes de la zona no descartan que lo hubiera traído alguien de manera clandestina y se le escapase o lo haya liberado.