El día de mañana está dedicado a los tres agentes de la Policía Nacional que murieron al intentar rescatar a un estudiante eslovaco de las aguas del Orzán en pleno temporal: Rodrigo Maseda, Javier López y José Antonio Villamor. A las once de la mañana se celebrará una misa en Salesianos abierta a todo el que quiera asistir, y a la una se inaugurará el monumento en el Paseo Marítimo. Entre los presentes estará Adrián Doce González, el civil que espontáneamente bajó a la playa para unirse a la cadena humana con la que los agentes de la Policía Local y Nacional trataban de rescatar a sus compañeros. Las olas casi se lo llevaron entonces, y tuvo suerte de sufrir solo una hipotermia. En abril, fue condecorado en una ceremonia solemne en recuerdo de los caídos en acto de servicio.
Y mañana asistirá a otro acto.
No me gustará volver a ese sitio pero tengo que ir. Aunque sé que va a ser una ocasión triste.
Ha pasado un año ya. Ahora que puede ver las cosas con perspectiva, ¿qué impresión le ha dejado todo?
No te puedes amargar, hay que seguir con la vida, llevarlo lo mejor posible... Pero bueno, está ahí.
O sea, que es una experiencia que le marcó.
Claro que me marcó. Para lo bueno y para lo malo.
Lo malo es, aparte de las muertes...
Lo malo es lo que ha sucedido. Las vidas que se perdieron, quieras que no, son cuatro muertes. Estuviste allí y esas personas se han ido. Y no volverán.
¿Y lo bueno?
Que valoras que hay algunas veces en la vida en las que hay que disfrutar.
¿Valora la vida más después del peligro que pasó?
Claro. Y no solo yo, sino otras personas, porque había podido ahogarse mucha más gente. Hubiera podido ser una desgracia mayor porque la playa estaba llena.
¿Lo recuerda a menudo?
Está ahí. Ya no es tanto recordarlo seguido como al principio, cuando era reciente, pero lo recuerdas como si fuera ayer, pero bueno. (Se encoge de hombros).
Nunca le ha gustado hablar en público de cómo lo pasó en ese momento...
(Ríe) Y ahora tampoco voy a hacerlo. No quiero hablar de ello porque si hablo, me van a venir de nuevo las imágenes a la memoria. Y mañana tengo que estar allí.
Debe ser un momento con una gran carga emocional.
Claro, es que además ése fue el día y el lugar en donde pasó todo.
Pero si cree que lo va a pasar tan mal durante la ceremonia, ¿por qué insiste en acudir?
Yo voy a ir por ellos, y para que se les recuerde para siempre, lógicamente porque se lo han merecido. Han tenido que dar su vida para merecérselo.
El hecho de que se les haya levantado un monumento lo garantiza, ¿no?
Espero que si, que con ese monumento quede para siempre el recuerdo de lo que hicieron. Y que la gente sepa que no están ahí solo para multar.
¿Cree que no se valora la labor de las fuerzas de seguridad?
Hay gente que tiene opiniones diferentes que no tendría que tener. Pero lo que pasó nos podría haber pasado a todos. A ti, a mí... Y ahí están, para apoyarnos.
Bueno, y la gente que no es policía, pero que está ahí para echar una mano.
(Sonríe) También, efectivamente. Desde luego yo, hablando de mi mismo, por supuesto: habrá que echar una mano en todo lo que se pueda.
¿Eso quiere decir que, a pesar de lo mal que lo pasó, volvería a enfrentarse al temporal?
Sí. Siempre lo dije. No sabes el orgullo que da ayudar a otra persona. Y con el tema de la crisis se está viendo: gente anónima que está ayudando a otros que lo necesitan.
¿Cree que la crisis hace brotar la solidaridad?
Claro, y para mí esa gente es para quitarse el sombrero. Chapó. Y es que, además, el simple hecho de ayudar es lo más bonito que hay. Duermes tranquilo.