El tramo de carril bici del Paseo Marítimo que continúa hacia el dique de abrigo se encuentra completamente desaparecido justo antes de llegar a la Torre de control marítimo.
Los usuarios de las bicicletas se encuentran al llegar a este lugar con el final momentáneo del carril bici, que vuelve a aparecer cuando ya no se permite el paso de automóviles.
Precisamente la principal causa que ha provocado durante años esta parte del carril bici es el tránsito de vehículos que circulan sobre lo que antes era una vía roja de doble sentido para bicicletas con el fin de estacionar en una zona que hay junto al muro de protección.
Esta situación ha ido empeorando durante años y ahora ya existen unos cuantos metros en los que la vía reservada para bicicletas ya no existe.
Todavía es posible apreciar por dónde discurría el carril bici y se distinguen las marcas, pero nada más que eso. De hecho, los ciclistas tienen que circular por una superficie rugosa y que además presenta baches.
Estos huecos suponen una dificultad para andar en bicicleta tanto cuando están secos como cuando llueve, momento en el que se inundan de agua y se convierten en charcos.
Esta situación complica el tránsito para aquellos que optan por las dos ruedas para pasar por esta zona, a la que se puede llegar desde el cruce en el que está el Instituto Oceanográfico. En este punto se puede circular en dirección hacia As Lagoas y San Amaro subiendo una cuesta o hacia la izquierda, hacia el castillo de San Antón y O Parrote.
En paralelo
En la parte inicial del dique de abrigo las bicicletas cuentan con su carril y discurren en paralelo a los automóviles, aunque en muchas ocasiones se producen problemas debido a que los coches invaden la zona reservada para las dos ruedas.
Según se acerca la torre de control el carril bici comienza a recuperar paulatinamente su estado habitual, aunque unos metros más adelante los ciclistas deben echar pie a tierra para pasar a la parte del dique que tiene una valla cerrada para impedir el acceso de automóviles. De ahí en adelante la situación cambia radicalmente y el carril reservado para bicicletas se encuentra en bastante buen estado e incluso al final de la estructura que protege al puerto del oleaje existe un pequeño aparcamiento para bicicletas.
Esta es una zona bastante transitada por los amantes de las bicicletas ya que se trata de una superficie llana y recta en la que no tienen que lidiar con los automóviles una vez que superan la torre de control marítimo.
Ya fuera de este tramo y en dirección hacia O Parrote, existe otro “punto negro” en el carril bici, en el que la superficie es bastante desigual, cuenta con baches y con algunas zonas bastante desgastadas. Esto sucede a la altura del hospital Abente y Lago y de algunos negocios que están en esta zona.