La primera pregunta de la rueda de prensa de Juan Domínguez fue para preguntarle por la celebración del gol, un tanto extraña si no se sabe la razón.
Juan marcó el gol y se dirigió hacia el banderín de córner, caminando sobre la línea de cal, como si hiciese equilibrios, para lanzarse finalmente sobre el banderín del campo.
Los seguidores deportivistas podrían pensar cualquier cosa menos lo que realmente es. Juan Domínguez hizo un homenaje a su primo, de Pontedeume, y a la famosa Cucaña, uno de los actos más tradicionales de la Festa das Peras de la histórica y bella villa ártabra.
A finales de verano, en medio de las celebraciones eumesas, varios valientes se suben a un barco de cuya proa sale un enorme madero. Previamente se unta con grasa animal, sebo de toda la vida, y se coloca un banderín al final del gran palo.
Los más osados y osadas de Pontedeume y alrededores desfilan por el madero hasta conseguir la bandera. Ni que decir tiene que la mayoría de las veces acaban en el agua o se dan unas buenas trompadas contra la madera.
Pero este año un primo de Juan logró la hazaña. “Me dijo que si conseguía la bandera tenía que dedicarle un gol y es lo que hice, imitar a la Cucaña de Pontedeume”, comentó el medio coruñés en rueda de prensa.
Al preguntarle si era más difícil caminar por el palo que marcar un gol el blanquiazul reconoció que “sin duda”. Y eso que de chaval ya lo intentó más de una vez. Es lo bueno de tener jugadores de la casa. Los homenajes son “más nuestros”. n