Fue hace 20 años cuando el pueblo español se enfrentó al terror de ETA y lo derrotó en las calles, levantando sus manos blancas hacia el cielo, clamando por la liberación de un joven Miguel Ángel Blanco al que asesinaron ejecutándolo de dos tiros en la nuca, de rodillas, maniatado con alambres. Todos tenemos memoria de aquellos días, todos recordamos lo que hicimos, lo que sentimos y sufrimos. Hasta los muy jóvenes entonces, hasta lo que eran niños. Fue tal la intensidad, el drama, la emoción colectiva que aquello, lo comprobamos hoy, aunque pueda suponerse definitivamente diluido, sigue profundamente vivo en nuestro recuerdo.
Todos sabemos que hicimos durante aquellos trágicos días de julio de 1.997. También sabemos lo que los cómplices de ETA hicieron. Se escondieron en sus madrigueras. Pedían incluso protección a quienes dos minutos antes llamaban “txakurra” (perro) que es su manera de mentar a la policía. Cerraron las herriko tabernas y procuraron no asomar el morro por ningún lado. Pero se guardaron muy mucho de levantar la voz siquiera para pedir a ETA su liberación y tras el asesinato tampoco hubo condena alguna excepto la consabida apelación genérica, mezquina y repugnante al cese de toda violencia. Como si no hubiera diferencia entre a quien obligaban a poner la nuca y quien apretaba el gatillo de la pistola.
Los dirigentes Podemitas no se han recatado nunca, aunque procuran que no se sepa mucho y hurtan el cuerpo si vienen mal dadas, en abrazar a quienes ahora son los herederos directos y confesos de aquellos filoetarras. Otegui es su aliado y su héroe. Iglesias ha expresado una y otra vez no solo sus simpatías sino su alianza y sintonía y alabado en sus reuniones y conclaves conjuntos su táctica y estrategia contra el “Régimen del 78”. Y hoy es pertinente una pregunta, a la que dudo que respondan excepto con alguno de sus mítines genéricos de cuando la verdad no solo les incomoda, sino que han de esconderla porque saben que les avergüenza.
Todos sabemos que hicimos ¿Y ellos, qué hicieron? Algunos dirán que no estaban en edad, aunque hasta los muy jóvenes si la tuvieron, para salir a clamar por la vida de otro joven secuestrado, pero otros son ya talluditos y sí la tenían de sobra.
¿Alguno de los dirigentes de Podemos levantó una mano blanca? ¿Alguno salió a la calle, en cualquiera de las ciudades y pueblos de España, a gritar que no le asesinaran?. ¿Lo hizo, Monedero, 34 años, o Bescansa, 26 años, o Iglesias, a punto de cumplir los 29?. ¿Estuvieron junto a todos los que en verdad creen y respetan los derechos Humanos y el más primordial de todos, el de la vida y, a los que defendieron la Democracia contra el Terror? ¿O estuvieron escondidos en sus covachas, callados y rumiando, como sus amigos filoetarras?.