No lo oculta, lo deja bien claro. Hasta va más allá. Lo haría presidente si volviera a tener la oportunidad. “Apoyaría una moción de censura para hacer presidente a Sánchez”. Por ahora es su candidato en las primarias del PSOE. Es lógico que lo sea. Sánchez es su esperanza, es su baza tanto en clave interna como para poder tener protagonismo en el devenir de España. Sánchez es en las primarias el candidato de una parte de la militancia socialista, pero lo es, y de esto no cabe duda ni de ella ha dejado sombra Iglesias, el candidato de Podemos.
Y si pudiera votaría. El “entrismo” está en el ADN podemita y solo hay que irse a la convulsa jornada del comité federal del PSOE para comprobar cómo militantes morados se disfrazaban de socialistas y se infiltraban para aumentar el diapasón de las protestas. En las agrupaciones del PSOE han de extremar las precauciones porque saben que no están teniendo empacho en intentar afiliarse para influir en el resultado. Porque para Podemos no solo es conveniente que Sánchez regrese al poder del PSOE sino que le es vital que lo haga. Porque si el PSOE le sobrevive e inicia una tarea de rearme, si reaparece como alternativa de gobierno, Podemos se verá en un brete. La normalidad democrática resulta para ellos tóxica. Tres años en el Parlamento con el títere semanal como argumento, pero sin rascar bola ni como oposición, de las que se hacen de verdad, ni como fuerza sería capaz de estar en las cuestiones decisivas donde se juega España, desafío separatista catalán, paro y economía, les dejaría en las raspas.
Podemos necesita a Sánchez de regreso. Por dos razones y por dos puertas que con él se le abren: 1) La moción de censura contra Rajoy con Sánchez de presidente contando con el apoyo de los separatistas catalanes, o sea, la resurrección del gobierno Frankestein que frustró el Comité Federal socialista. 2) Unas elecciones anticipadas en las que esta vez, con el PSOE hecho trizas, le pegarían el ansiado sorpasso. Ese en el que fracasaron porque los graneros socialistas de votos, Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha, resistieron.
Podemos sueña con Sánchez. Pero, ¡ojo!, desde el punto de vista estrictamente partidista tampoco le viene mal al PP. Otra cosa es cómo le viene a España, pero a los populares y a Rajoy, obligados a convocar elecciones ante la imposibilidad de gobernar y en evitación de ese asalto mentado, el ir a las urnas con Sánchez como rival y en el escenario de su encame con Iglesias bien pudiera reportarle pingües beneficios en escaños. Otra cosa es el roto que ello nos haría a España, a los españoles, a nuestra economía y a la capacidad de enfrentar el intento de descuartizamiento del Estado.
En realidad al único que no le interesa el candidato Sánchez es al PSOE. Es para ellos para quien resulta el peor escenario y hasta letal si se produce su victoria. Sería, amén del desguace de la propia organización, la entrega de santo, seña y peana a los podemitas como fuerza hegemónica en la izquierda. Ello es, aunque los enfervorizados sanchistas no lo crean, el resultado de esta deriva. Donde no me creo, porque es increíble creerse encuesta alguna, dado que quienes votarán serán los militantes socialistas y ese censo no lo tiene ni puede por ley tenerlo encuestadora alguna, lo que no se deja de pronosticar y de lo que ya hay quien saca pecho. No vayan a ser los presuntos militantes sanchistas que arrasan como aquellas 90.000 firmas que decía tener el alcalde Jun y que iba a presentar “mañana” en Ferraz y de las que jamás volvió a saberse.