Ojo con el “calentamiento global” que a este paso vuelven los mamuts. La ola de frío que congela a toda Europa, sin que se libre ni el Mediterráneo, ha provocado las temperaturas más gélidas en todo un siglo. O sea que ayer estábamos achicharrándonos, el pasado año fue el más cálido desde que hay registros, y este ha comenzado en glaciar. Así que con qué nos quedamos: ¿con el calentamiento o con los mamuts?.
No he tenido nunca duda de que la contaminación está trastornando al clima. Cosa bien diferente es la escamada suspicacia ante las profecías y profetas del “cambio climático” aseverando de continuo, y de inmediato, supuestas certezas y catástrofes que pregonan en una dirección y que bien pueden salir por la contraria. Lo primero es el nombre. Si algo define al clima a lo largo de las eras es el cambio. No hace falta remontarse a más de unos cientos de miles de años atrás, que eso en la vida de la Tierra es un parpadeo, aunque como los hombres solo llevamos sobre ella apenas un par de suspiros nos parecen eternidades, para comprobar que aquí mismo en España, donde había en un tiempo hipopótamos y calores hubo luego pasmos y renos. O sea un día África y al otro Laponía. Cosas de glaciaciones, que ha habido unas cuantas.
Aún más y hasta en el periodo interglaciar, en el que estamos y desde hace unos 10.000 años, cuando acabó la última “pelona” que ya nos mordió la piel a los humanos y nos hizo tirarnos a quitársela a quienes la tuvieran recia, ha habido oscilaciones que pondrían de los nervios a estos talibanitos climáticos que si los pones en duda científica te mandan a la hoguera progre con el sambenito de facha. Pero lo cierto es que la Edad Media fue un periodo muy cálido, había viñedos, planta meridional, en las cercanías de Londres y toda Groenlandia era verdecita, que por eso le pusieron ese nombre los vikingos, y, sin embargo, siglos después, por el XVIII y hasta principios del XIX, por cuando a Napoleón se le ocurrió invadir Rusia y lo dejaron tieso, lo que acaeció fue la llamada “Pequeña Edad de Hielo”, que no le llamaron así porque iban en enero en mangas de camisa.
O sea, que en lo del clima, el cambio ha sido una constante y es algo que tendrían que aprender quienes nos dan lecciones de futuros incandescentes y lo que nos descubren son ignorancias hibernadas. Pero eso no quiere decir que se niegue la evidencia de que lo estemos trastornando nosotros y no sabemos hacia qué lado. Pero que no es bueno lo que estamos haciendo, que no puede serlo jamás ese echar mierda hacia lo alto porque nos acabará cayendo encima. ¿Cómo? No se sabe a ciencia cierta, que es como habría que saberlo, pero que encima nos cae de una u otra manera, eso seguro. Así que más allá de si nos iremos rumbo al Sáhara o camino de Siberia en lo que deberíamos esforzarnos es en no seguirla soltando a chorros.
Pero si hablaran más los científicos y con pruebas y menos la caterva de visionarios y voceras algunos trufados de inicio de prejuicios contra energías porque antes de los datos ya tienen ellos la pegatina, pues a lo mejor concluimos todos en que nos estamos jugando, que nos lo estamos jugando, el planeta y que hay que poner remedio. Que cuando el clima haya de cambiar que cambie y ya veremos ni los humanos logramos aclimatarnos, pero que cambie por él mismo y esas cosas que tiene la Madre Tierra y no porque seamos nosotros quienes lo hayamos corrompido.