La canciocilla bailable lo advertía por todos los extremos. Tres cosas hay en el mundo que relucen más que el sol. El que tenga un amor que lo cuide, que lo cuide; la salu y la platita que no la tire, que no la tire. Hay que guardar eso conviene porque el que guarda siempre tiene…
Lo he comprobado estos días en mis propias carnes cuando el tiempo inexorable señala el período de caducidad.
Igualito que esa latita de sardinas que nos ofrece el supermercado de ocasión. Un vistazo a nuestros bien dotados hospitales nos descubre un mundo lleno de técnica atendido por manos expertas y caritativas que llegan al corazón y desbordan en amor ajeno.
Es la crónica de una muerte anunciada por el escritor famoso. Sabe que de aquellos polvos sólo pueden venir los lodos que sufrimos.
Todo el año alabando la gestión económica de Tino Fernández para concluir en el desastre deportivo del equipo blanquiazul sometido a cambio de entrenadores, jugadores y expertos técnicos a la hora de cronometrar efectos y resultados.
Ahora varios grupos reúnen acciones para intentar forzar elecciones en el Deportivo. Se necesita el número mágico del cinco por ciento del accionariado para lograrlo. También los dimes y diretes alude a nuevos responsables y entre ellos aparece el nombre de Miguel Otero.
Salud. Dinero. Amor. Fichas precisas para moverse en el tablero del mundo. Y con una fe tan grande para que los cascos del caballo de Atila permitan crecer la hierba. Sin embargo los coruñeses tenemos tanta fe en nuestro primer equipo que, conforme descendemos al infierno de segunda división, se alzan otros esforzados de la ruta para alcanzar los viejos bríos de “Barça” y “Madrid” ya estamos aquí.
Todavía los nombres de Bebeto, Mauro Sila, Aldana y Fran repiquetearán en nuestros oídos.