Ya saben lo que pasó y bastante discutieron, celebraron, se cabrearon o lo que fuera con sus compañeros de chollo o con el cuñado. Feijóo cada vez se paree más a Fraga y perdió sobre todo Casado que ya siente el aliento del ganador.
¿Ganó el PP o ganó Feijóo? Descalabro de la izquierda y repunte del Bloque Nacinalista Galego como datos destacados y como reflexión la ley electoral fabricada por Fraga con la que si los tuyos tienen menos del cinco por ciento esos votos no valen. Otra originalidad que funciona a este lado del telón de grelos.
Pero alejémonos de la actualidad para echar una larga mirada al auténtico paisaje de la Galicia hoy. Es una de las primeras urgencias: la sanidad pública gallega tiene una urgente necesidad de profesionales de sanidad para una población envejecida.
Las cifras de la propia Xunta –Servicio de Estadística– reflejan otro paisaje demoledor: entre 2009 y 2018 alrededor de trescientos mil gallegos emigraron en busca de mejores condiciones laborales.
Y no se fueron, como en la época de nuestros abuelos, con una maleta de madera y unos bocadillos para el viaje hasta la lejana Suiza o la poderosa Alemania, sino con una alta formación adquirida en “terra nai” que expulsa a sus hijos más preparados.
Si quieren hacer cuentas entre ambas fechas, recuerde que por allí estaba el señor Feijóo al frente de la Xunta. Y recuerden que Fraga primero y él se dedicaron a conformar un paisaje de polideportivos, paseos marítimos y otros lujos, pero desatendieron la educación y la investigación como todo el mundo sabe y padece. Hemos dedicado a pintar parte del pasado reciente y el presente pero ya es hora de hacer al menos un boceto del futuro que todos queremos y que tiene su acomodo en las leyes y normas que figuran en nuestro estatuto de autonomía.
Un presidente que había votado en contra de la España autonómica primero y ahora otro presidente que no finalizó el cupo de competencias que corresponden a Galicia como comunidad histórica “pillan” en desventaja a Galicia. La tarea desde ya es recuperar el tiempo perdido. Que dentro de otros cuatro años el paisaje ofrezca mejor estampa.
Y que ustedes y un servidor lo veamos. Y hasta luego que cerramos el balcón por el calor. Hasta la vuelta.