La calle Real tiene más de 25 bajos comerciales vacíos. Lo que una vez fue la zona de consumo por excelencia en la ciudad ahora afronta el reto de volver a ser atractiva para los consumidores y las marcas. La Federación Unión Comercial Coruñesa (FUCC) tiene claro cuál es el principal problema: el alto precio de los alquileres.
El presidente de la federación, José Luis Boado, cree que esta calle “tiene que recuperar su presencia”, algo que se haría si “los arrendatarios tomasen conciencia de la situación y bajasen los precios desorbitados, porque son abusivos”. Advierte, además, de que si no se ajustan los precios y se realiza una reforma, “va a haber muchos más bajos vacíos hasta el punto de que la gente no pueda soportar pagar los alquileres”.
Boado insiste en la necesidad de crear un banco de bajos que podría asesorar individualmente las necesidades de los inversores. Esto, además, obligaría al propietario a tener un bajo decente. “Hay muchas fachadas feas y abandonadas. Hay que hacer que los locales cerrados no se vean abandonados y que se condicionen para animar al comprador”, explica. En lo que respecta al resto de la ciudad, afirma que “no se alquilan muchos bajos porque no hay una gran demanda”.
El presidente de la FUCC pone el foco en la calle de la Torre, ya que es una zona donde “desde que la acera se reformó los precios subieron una barbaridad. Se podría decir que aumentaron más de un tercio de su precio”.
Este análisis coincide con las rebajas de verano, que empezaron de forma discreta hace ya más de dos semanas. “El mal tiempo está afectando y estamos viendo que las ventas van bajando poco a poco“, relata José Luis Boado. Esta falta de consumo tendría relación directa con la falta de turistas y con el alza de precios en la cesta de la compra. “La gente piensa mucho en la crisis y no se está dando el consumo habitual y feliz de los veranos”, añade.
A principios de mes los comerciantes de la Ciudad Vieja solicitaron al Gobierno local celebrar la Feira das Marabillas a finales de agosto, aunque el Ayuntamiento continúa estudiando su celebración.
Boado espera que se lleve a cabo porque es algo positivo para el comercio, pero habría que hacerlo “con seguridad, ya que no se puede arriesgar en salud”.