Aunque estos días ha salido el sol y parece que el verano está dando tregua esta semana casi se pueden contar con los dedos de la mano los días en los que la arena y el mar han formado parte del divertimento de los coruñeses. Algunos ya se refieren a ella como la estación perdida y es que este verano climatológicamente hablado ha dado muchos disgustos a los que esperaban después de meses de confinamientos, cuarentenas y cierres perimetrales un poco de libertad en los arenales. Así que la hostelería ha sido para muchos la vía de escape de este verano que se ha debatido entre me pongo la chaqueta o saco el paraguas. No se ha podido ir a la playa, pero muchos han sido los que han aprovechado para disfrutar de las nuevas tendencias gastro que han llegado a una A Coruña ociosa con ganas de disfrutar del verano más glotón.
1. Tomarse un Brinner en IngooCo
En IngooCo comenzaron hace unas semanas a ofrecer el Brinner en su carta, un menú que está a caballo entre el desayuno y la cena (breakfast&dinner: brinner) y que se sirve los viernes y sábados a partir de las 21:00 horas. El comensal la puede convertir en cena o en merienda tardía, pero lo cierto es que la carta es completa: copa de bienvenida Alma Atlántica; ajoblanco de coco con atún marinado, rabanitos y microbrotes -espectacular- ; brioche con carrilleras desmenuzadas y salsa cajún y tortitas con bacon, huevo escalfado y salsa monay completan la primera parte del brinner. La experiencia gastronómica termina con una copa de plátano caramelizado, crema de avellanas, chocolate y coockies desmigadas y una selección de postres: macarons de frambuesa, chocolate y caramelo salado, mini pavlovas y fresas con chocolate blanco y lima. El menú -que incluye un agua, refresco o caña- cuesta 20 euros por persona y es espectacular. IngooCo es el primer local de la ciudad que suma a esta tendencia gastro.
2. Sucumbir a la tentación de los baos dulces de La Dolce
Los baos se han introducido en las comandas por su versatilidad ya que lo acepta todo, por eso, no es de extrañar que cada vez sean más los locales de la ciudad en ofrecer estos panes asiáticos. La Dolce ha marcado tendencia y han sido los primeros en prepararlos dulces, una nueva tentación de la que ya es difícil escapar. Merece la pena acercarte al local situado en el número 258 de la Ronda de Outeiro o incluso pedirlo a domicilio pues disponen take away para probar estas delicias que rellenan de Nutella con fresas y cacahuetas o con chocolate blanco y KitKat.
3. Disfrutar de una copa en el Sky Bar del Plaza
No hay mejor plan que el de tomarse una copa en una terraza y si es cubierta -no hay que olvidarse que en verano a veces llueve-, ofrece vistas espectaculares y tiene servicio de cocina el plan es redondo. Así sucede en el Hotel Plaza que dispone de un Sky Bar - espectacular- para disfrutar de miércoles a domingo de la ciudad desde las alturas. Además, por la variedad de actividades que ofrecen merece la pena seguir su Instagram para estar al tanto de los brunch, catas de vinos o conciertos con música en directo.
4. Que no se acabe el verano sin un poco de Pracer
Un buen plan para los amantes de la comida sorprendente e innovadora, en la que se funden sabores que uno nunca pudiese imaginar. Lo mejor es reservar con antelación para disfrutar de esta experiencia gastro de la mano de Moncho Bargo y Javi Freijeiro que hacen que el paladar se derrita entre tanta tentación. Acaban de lanzar junto a la Factoría do Lume su propia salsa que es canalla como sus chefs para aquellos que quieran vivir experiencias fuertes sobre el plato: un brebaje gamberro a base de pimiento Carolia Reaper, jalapeños, chile chipotle ahumado y ajo asado a baja temperatura que se puede llevar a casa porque está a la venta por 5 euros, aunque se puede probar en algunos de los platos de la carta del restaurante de Zalaeta.
5. Domingos de sol y lluvia: los callos del Culuca
Los domingos son menos domingos con una buena tapa de callos y si el que los prepara es Chisco Jiménez la experiencia es brutal. Una buena opción para los que quieran tomarse algo potente antes de irse a la playa para dormir una buena siesta o para los que se decanten por una tarde de sofá y manta, porque también se pueden pedir para llevar. Nadie dijo que las legumbres no fuesen para el verano, pero es que este, en concreto, ha pedido a gritos una buena tapa caliente como fiel compañera del vermut.