La reforma laboral que emprendió hace una década el Gobierno de Mariano Rajoy es conocida --y defendida o criticada-- como la reforma Rajoy. ¿Quién es el responsable de la reforma, la contrarreforma o la derogación de la reforma laboral de Rajoy? ¿Calviño, Díaz... o Sánchez? En ese juego de trileros que practica Sánchez, lo importante no es dónde está la bolita sino donde parece estar. Y ahí es donde ha aparecido Díaz para jugar el juego de que se sepa que si hay derogación es cosa del ala de Podemos y si no la hay, la culpa será de Sánchez, por mucho que el presidente quiera cargar la responsabilidad sobre Calviño. Díaz fue la esperanza del Gobierno cuando se fue Iglesias, pero la han dejado crecer y se está convirtiendo en la principal amenaza para el futuro de Sánchez.
El órdago de Yolanda Díaz tiene fundamento: el pacto de gobierno entre Sánchez e Iglesias describe claramente la derogación de la reforma y el concreto y amplio alcance de la misma. Otra cosa es que se pueda o se deba hacer y otra más que Europa trague y no cuestione las ayudas que va a recibir España. Pero el juego ya no es la reforma laboral, va mucho más allá. Aunque yo no me creo las encuestas que sitúan a Díaz como la ministra “mejor valorada”, es la mejor imagen que puede presentar Podemos y, desde luego, podría ser la imagen que escoja “la izquierda a la izquierda” de Pedro Sánchez para las próximas elecciones. Hay acercamientos con Más Madrid, Manuela Carmena ya se ha puesto a su disposición y la figura emergente de la vicepresidenta y ministra de Trabajo puede ser quien arrebate los votos de la izquierda desencantada con Pedro Sánchez e, incluso, quien acabe escondiendo la marca Podemos para dar el ‘sorpasso’ al PSOE.
Se empiezan a despertar los sindicatos, mudos, ciegos y sordos durante este tiempo de Covid, de ERTEs, de aumento de la pobreza y la desigualdad, de subidas sin límite de los precios de la energía y de la inflación, de aumento del empleo público y paralización del privado, de precariedad creciente y de aumento de la temporalidad. Le han hecho un favor a Sánchez escondiéndose en sus cuarteles de invierno pero están más cerca de apoyar a Yolanda Díaz que al líder socialista. Yolanda está dispuesta a atar su futuro al sindicalismo, dejando en fuera de juego a Sánchez. Por eso, entre otras cosas, la verdadera amenaza de Sánchez no es Casado, sino Díaz.
Y todo ese folclore de reuniones para coordinar el proyecto de reforma laboral, de respaldo a Calviño, de acercamientos a Belarra y Montero para frenar el poder de Díaz, de gestos con ésta y, al mismo tiempo, poner a dos ministras para frenarla, no son más que maniobras para marear la perdiz. Sánchez firmo un pacto muy claro con Iglesias para derogar la reforma de Rajoy, pero tanto él como Calviño se comprometieron con Europa a no hacerlo o a descafeinar cualquier reforma. ¿Lo hizo también Díaz? ¿Sus movimientos estratégicos buscan la reforma laboral con los sindicatos y contra los empresarios o el liderazgo de la otra izquierda contra Sánchez? Haría bien el presidente en dedicarse a resolver los problemas que tiene, cuidarse del enemigo interno y no prestar tanta atención al externo. Hay gentes que se empeñan en ondear banderas --la contrarreforma laboral-- para distraer la atención de los problemas reales --la mejora pactada del mercado laboral--. Si no solucionamos lo que de verdad lastra nuestro crecimiento, seguiremos siempre en cabeza del desempleo en la Unión Europea, con más de tres millones de parados y con una demanda de miles de puestos de trabajo que no se cubren por falta de profesionales bien preparados.