Llevaban años allí. Tanto, que muchos coruñeses no recuerdan la plaza de Ourense sin esos gigantes que ocultan el kiosco. Sin embargo, ayer el Ayuntamiento mandó cortar los álamos de la plaza. Lo ha hecho por seguridad, dado que se encontraban en mal estado y ofrecían peligro de caída. El desplome no ya de un árbol, sino de una simple rama, podía haber provocado una desgracia en un lugar muy transitado. No solo por la parada de taxis y de autobuses, sino también por el local de hostelería que se encuentra allí.
Estos chopos o álamos blancos son árboles de crecimiento muy rápido, por lo que se usan muy a menudo. Sin embargo, tienen un problema, que es su corta vida (en términos arbóreos, naturalmente) que suele rondar los 150-200 años y que es aún más breve cuando crecen en un entorno urbano. Según los expertos consultados, los árboles no llevan mejor que los seres humanos el estrés de la ciudad. Así que la mejor decisión ha sido talarlos, aunque no ha sido fácil de tomar.
Valor sentimental
Hay que considerar que estos chopos tienen un gran valor sentimental para los coruñeses, así que los técnicos municipales han hecho de todo para tratar de retrasar este momento. El año pasado, por estas fechas, realizaron una serie de podas controladas para tratar de aliviar en todo lo posible a los álamos del peso que suponían las ramas. Pero ya entonces, quedaba claro que se trataba de una solución provisional y que pronto habría que tomar una decisión definitiva.
En total, son cuatro los árboles que cubren la plaza, y todos pertenecen a la misma especie: el álamo blanco (populus alba). Ya no se recomienda plantarlo en entornos urbanos porque no solo es un árbol frágil, sino porque crece demasiado. De hecho, en algunos lugares está prohibido. Tampoco se ven mucho en Galicia, porque es un árbol foráneo. Los únicos que se ven se encuentran en la provincia de Ourense y se
trata de la variedad de álamo negro.
El Ayuntamiento todavía no lo ha anunciado, pero es de esperar que plante otros árboles para sustituir a los que acaba de talar. Lo más aconsejable son los robles o abedules, especies autóctonas de crecimiento lento, así que la plaza de Ourense tardará mucho en sombrearse de nuevo con las copas de los gigantes. Estos han llegado a alcanzar los 25 metros de altura y no volverá a verse nada parecido durante mucho tiempo.
Por otro lado, también se han podado los árboles de menor porte que se encuentran a un lado y otro de la plaza de Ourense, como es habitual en estas fechas. SE aprovecha que los árboles están aletargados por el frío para poder realizar estos trabajos, que son necesarios para garantizar el bienestar de esta parte tan importante de la ciudad como es la vegetal.