Al igual que lo hará la persona que lo sustituya en el cargo, el gerente del Consorcio para la Promoción de la Música, Andrés Lacasa Nikiforov, llegó al puesto hace trece años a través de un concurso, durante el gobierno de Carlos Negreira. Y lo hacía en un momento complicado, con los coletazos de una crisis económica y con retos como encontrar el reemplazo de Víctor Pablo Pérez al frente de la dirección de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG).
Trece años después, Lacasa deja el cargo para afrontar nuevos retos (seguirá su trayectoria en la promotora de música clásica en Europa Ibermúsica). Su marcha será efectiva el próximo mes de marzo y se va con la sensación de haber vivido “los mejores años de mi vida laboral, no los cambiaría por nada del mundo”.
Tras trece años aquí, ¿cómo está siendo el proceso de salida?
A nivel sentimental tengo mucho apego a lo que es la orquesta, al personal, a Galicia. Galicia me ha tratado muy bien a mí y a mi familia. Es bueno cambiar de aires, pero estoy teniendo sentimientos encontrados.
¿Cuesta aunque sea un cambio para bien?
Sí, porque son trece años. Es más de una década. He vivido momentos muy bonitos. Galicia es una tierra fantástica, he aprendido mucho de los gallegos. He estado rodeado de gran música, gran equipo en la oficina y en el escenario. No me puedo quejar, estoy profundamente agradecido.
Cuando llegó, ¿qué objetivos se marcaba?
Vine en un momento de mucha preocupación y lo más importante, que creo que era el reto, era no sólo proteger todo lo que se había hecho, sino intentar crecer. En la parte artística, los primeros deberes eran qué pasa después de la etapa de Víctor Pablo Pérez y ahí llegó Dima (Slobodeniouk). El Festival Mozart también me tocó programarlo, pero en un contexto que se vio que el modelo estaba agotado. También hablé mucho de la proyección audiovisual y eso también lo pusimos en marcha, aunque el canal de Youtube ya existía. Otra parte importante fue el aumento del público con la ampliación del número de actuaciones, el sábado se amplió en conciertos, de hecho, la última década ha sido la de mayor asistencia e ingresos de taquilla. Una de las directrices que me mandaron fue ampliar la presencia de la orquesta fuera de A Coruña y creamos muchas alianzas con sociedades filarmónicas, eso se ha consolidado: tan importantes son los conciertos en el Palacio como lo son en cualquier lugar al que vamos.
Para bien o para mal, el gerente en este Consorcio tiene que tocar todas las patas, no te sirve de nada ser brillante en lo artístico si a nivel administrativo no eres eficiente
Entonces, el balance es positivo.
Obviamente, hay muchas más cosas que me hubiese gustado hacer. Uno hace lo que le permiten las circunstancias. Creo que lo más importante en una sinfónica de este nivel es proteger la parte artística y no sólo la hemos protegido, sino que ahora tenemos nuevos músicos, un nivel artístico espectacular, hemos negociado tres convenios colectivos, la parte laboral se ha mejorado. Claro que hubiésemos querido hacer más cosas, más giras internacionales, hemos dejado de hacer proyectos escénicos... eso espero que la nueva gerencia tenga un contexto económico más expansivo y se puedan recuperar. Dentro de todas las limitaciones, estoy muy orgulloso de lo hecho.
Habla de la parte artística, hace unos días Víctor Pablo Pérez decía que es maravilloso ver que la OSG cuenta con un 30/40% de músicos nuevos y que se formaron en la cantera.
Porque no sólo hemos protegido la cantera, sino que los canteranos compiten en igualdad de condiciones con los no canteranos en las audiciones abiertas, pero es que tocan mejor y las ganan. Es muy bonito ver cómo todos esos chicos vienen de las infantiles o de la Joven y acaban en la grande. Eso hace a la OSG única, es un poco lo que tiene el Barcelona con La Masía, es una cosa única de aquí. De hecho, hay tantos buenos que se van fuera.
El contexto político influye al Consorcio, ¿ve a las administraciones volcadas?
Sí. Estamos viviendo una etapa muy buena, a pesar del complejo ecosistema. Y yo, en trece años, he notado que ahora hay un nivel de consenso, independientemente del color político. Ayuntamiento y Xunta están trabajando mano a mano y eso va a ser fundamental para que en el futuro puedan venir mejores tiempos, sobre todo a nivel económico.
Decía que ha aprendido mucho aquí, ¿cree que la ciudad es consciente de lo que tiene con la OSG?
¿Sabes lo qué pasa? La orquesta ha inundado, no sólo A Coruña, sino Galicia, por goteo. Creo que somos nosotros los que no somos conscientes de la trascendencia que ha tenido el proyecto. A Coruña ya es una ciudad muy potente a nivel cultural, una orquesta como la OSG sólo tiene sentido en una ciudad como A Coruña. Yo la veo como una gran capital europea en miniatura, con ambición. Coruña, a nivel cultural, es muy sensible y demanda mucho, porque los coruñeses quieren lo mejor: la mejor orquesta, los mejores conciertos en el Coliseum, las mejores fiestas, los mejores museos científicos... (sonríe). Después de trece años entiendo mucho mejor el sentimiento de esta ciudad: es una ciudad ambiciosa que quiere lo mejor de todo.
Echando la vista atrás, ¿le queda alguna espinita clavada?
Muchísimas, muchísimas (ríe). Al final, hemos tenido que priorizar. Tampoco me gusta ahondar en lo que podríamos haber hecho que no hicimos. Pero tengo muchas espinitas.
¿Y el proyecto del que más orgulloso se sienta?
Bufff... Probablemente, lo que más ha podido llamar la atención es el canal de Youtube. Pero ese trabajo que se hace con el personal, el crear equipo, creo que es también parte de lo que más orgulloso me siento, junto a los nombramientos de Dima y Roberto (González-Monjas) y la ampliación de la venta de entradas. Son muchas cosas de las que me siento profundamente orgulloso.
Coruña, a nivel cultural, es muy sensible y demanda mucho, porque los coruñeses quieren lo mejor: la mejor orquesta, los mejores conciertos, las mejores fiestas...
¿Qué cree que debe tener el próximo gerente?
Para bien o para mal, el gerente en este Consorcio tiene que tocar todas las patas, no te sirve de nada ser muy brillante en lo artístico si a nivel administrativo no eres eficiente. Y no te sirve de nada ser bueno a nivel administrativo si no sabes trabajar con lealtad institucional. Desde mi punto de vista, igual que vine yo, debe tener mucha ilusión y ganas, mucha energía. Hay que venir llorado de casa y tomando desayunos británicos (ríe). Durante mucho tiempo tu vida va a ser el Consorcio, porque son miles de horas. Hay que entender que tienes que proteger lo más importante, el sonido de la OSG, un intangible que hay que entender. Todas las decisiones, todas, tienen que favorecer y proteger esa cosa tan bonita llamada ‘Sonido de la OSG’.
¿Y qué consejo le daría?
Ninguno, porque no hay nada peor que dar consejos a alguien (ríe). Le diría que no me hiciese mucho caso, que sea libre, para bien o para mal, y que tenga ilusión.