Así era San Andrés cuando Julio César llegó a A Coruña

La construcción más destacada de la época era la villa romana que apareció en el Cantón Grande
Así era San Andrés cuando Julio César llegó a A Coruña
A Coruña en el siglo II, según la recreación incluida en el libro 'A Coruña eterna' | Cedida por Galaicos Visual

Bajo el adoquín apareció la arena. Y no una cualquiera, sino una que lleva 120.000 años ahí, y que fue la misma cuando la ciudad recibió, en el 61 a.C., su primer visitante ilustre, Julio César. La arena de la duna que ha aparecido en distintos puntos de la calle San Andrés con motivo de las obras de remodelación de esta vía.


Para ver esa duna en todo su esplendor no hace falta levantar la vía entera. Basta con hojear el libro ‘A Coruña eterna’, obra de Galaicos Visual. Entre otras muchas imágenes que recrean digitalmente el pasado de la ciudad, ponemos el foco en la que nos lleva a un momento muy concreto de la historia: “Siglo II. Principios de junio, primeras horas de la mañana. Vista de la península y el istmo con el asentamiento, la red viaria y la actividad portuaria del Imperio Romano en la bahía de A Coruña”. 


De izquierda a derecha, esto es lo que vemos. La masa rocosa que se incrusta en la zona donde hoy se encuentra el puerto se corresponde con el peñasco del lugar de Santa Lucía.


Detrás, se observa perfectamente la duna, cubierta de vegetación y con una laguna de considerables dimensiones. Está situada justo entre lo que hoy es el frente portuario y el de playas. “Se podría relacionar con Barrañán, pero no nos atrevimos a hacer una duna tan brusca como en esta playa de Arteixo, y decidimos hacerla más suave”, explica Enrique Cabarcos, responsable de Galaicos Visual.


Uno de los aspectos que más llama la atención de la imagen es las pocas casas que aparecen. “El trabajo gordo que hicimos fue construir en tres dimensiones todo el término municipal para después poder recorrerlo. Pero no puedes entrar en detalle cuando no tienes documentación de detalle. Por eso, con las edificaciones tenemos que ser necesariamente escuetos. Por ejemplo, no sabemos la altura. Nos dicen: ‘Seguro que tendría que haber más edificaciones’. Y nosotros contestamos: ‘Pero decirnos dónde, porque nosotros lo que hemos puesto es todo lo que está excavado y lo que está documentado’. Nos dicen que parece una aldeucha, pero es lo que hay documentado”. “Nos pasamos tres o cuatro semanas, cuando era arqueólogo municipal Xan Vázquez, tomando nota de todas las excavaciones, para conseguir las cotas de terreno originales. A partir de ahí empezamos a montar todo el entramado”, se extiende en la explicación.


La construcción más grande que se ve está ubicada en el Cantón Grande. Se trata de la villa romana que apareció a 28 metros de profundidad cuando se construyó la sede de la Fundación Caixa Galicia (hoy Afundación). Apareció una cerámica con el nombre de Patrinus, por lo que este magnífico edificio, el más grande jamás hallado en nuestro arenoso suelo, ha quedado asociado a él.


Una de las mayores acumulaciones se aprecia al principio de Riego de Agua, “donde aparecieron tres edificaciones”.


En la imagen apreciamos en todo su esplendor la playa del Parrote. Y no hay representación del puerto romano porque, aunque existió, ninguno de los restos aparecidos hasta hoy se puede asociar a esta infraestructura.


A la derecha, las penas de As Ánimas y San Miguel, “empleadas para hacer el acceso al castillo de San Antón”.


Y, en el agua, embarcaciones romanas: “Algunas de ellas tienen los escudos circulares. Es porque para el combate necesitaban el redondo, porque era más ágil, porque la lucha era cuerpo a cuerpo”, expone Cabarcos, que, junto con su equipo, ha estudiado el período con todo detalle. 
 

Así era San Andrés cuando Julio César llegó a A Coruña

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