Eso de que la esperanza es lo último que se pierde, además de un tópico, podría empezar a ser una muy objetiva descripción del carácter del venezolano en la diáspora. Muchos de ellos aseguran que les han arrebatado casi todo, y que es de lo poco que les queda. Y con ese sentimiento acudieron al Obelisco de A Coruña varias decenas de ellos a celebrar lo que debía ser, según defienden, un cambio de rumbo político en su país. Fueron a celebrar la investidura de Edmundo González Urrutia y salieron con Maduro autoproclamado.

Sin embargo, lejos de apelar al estoicismo, como durante el último cuarto de siglo, esta vez han decidido dar un paso al frente y mirar a los ojos al chavismo. “Esto es un golpe de Estado, se ha confirmado”, exclamó Carmen Cedillo, quien dice hablar en nombre de María Corina Machado y Vente Venezuela. No hubo lágrimas ni lamentos. Era una opción real. Y lo sabían. “Nos juntamos a esta hora, porque la Asamblea Nacional debía nombrar presidente a Edmundo González, pero sabíamos que Maduro podía hacerse nonbrar”, afirmó. “Sabemos que él va a salir, no sabemos cuando, pero va a salir”, añadió.

Curiosamente, los congregados en el Obelisco de A Coruña siguieron la proclamación a través de la cuenta de TikTok de Nicolás Maduro, contra quien se manifestarán desde este sábado cada fin de semana, a las 18.00 horas, “hasta que se vaya”. Curiosamente, y empleando una consigna del otro lado del espectro político, los venezolanos han aprendido a luchar “hasta la victoria”. Eso siempre.