No solo la basura amontonada ensucia la imagen de la ciudad. También las paredes pintarrajeadas. Por eso, el mandato pasado, el Ayuntamiento puso en marcha en 2021 una Oficina Virtual del Grafiti (OVG) que se encarga de limpiar las pintadas e identificar por la grafología a los autores. Pero ayer, el Gobierno de Inés Rey anunció un paso más: en el próximo contrato de la Oficina se incluirá la elaboración de un catálogo de “muros libres” que sirvan como soporte a grafitis, auténticos lienzos urbanos para que los grafiteros pasen de ser vándalos a artistas callejeros.
La nueva concejala de Medio Ambiente, Yoya Neira, explicó que los datos apuntan a que los niños empiezan a realizar pintadas entre los doce y los catorce años. “Teñen certa sensación de impunidade porque cren que non haberá castigo salvo que os pillen in fraganti”, añade Neira que recalca la importancia de la labor educativa, además de mejorar las herramientas para detectar a los gamberros y poder multarlos. A ellos, o a sus padres, claro, en el caso de que se trate de menores de edad.
Y en ese sentido, el nuevo contrato sigue incluyendo la recopilación de información. Cualquier ciudadano puede alertar de una nueva pintada llamado al 010. Neira explicó que los datos recogidos permiten montar expedientes sancionadores que puedan presentarse en el juzgado. De lo contrario, solo queda que la Policía Local los sorprenda in fraganti, aerosol en mano.
Desde la puesta en marcha de la OVG en 2021 se realizaron 8.143 limpiezas, con cuatro pintadas de media, lo que supone unas 32.572. A pesar de todos los esfuerzos de las autoridades, la práctica de los grafitis continúa, y en lo que va de año se han eliminado otras 5.128 pintadas en 1.282 actuaciones. La OVG trabaja ahora en una planificación por distritos para mantenerlos libres de esta forma de vandalismo.
Se inició en la zona centro y se extendió por los distritos 10 (A Grela, Bens, Nostián, Penamoa y A Moura), 9 (Elviña, A Zapateira, Mesoiro, Novo Mesoiro y Pocomaco) y 8 (Palavea, Eirís, La Madosa y As Xubias). A esto hay que añadir limpiezas específicas en zonas “estratégicas” (ronda de Nelle, de Outeiro, Los Rosales...) y de mensajes considerados ‘de odio’ o violentos. Las brigadas también repasan las zonas ya limpias, para evitar que los grafitis vuelvan a aparecer.