“La pintura de Bea es muy avanzada para su época”, aseguraba Isabel Rey en 2019 sobre su hermana, Bea Rey, apenas unos meses después de haber inaugurado el Museo Bea Rey en Sobrado dos Monxes, convirtiéndose en la primera mujer en España en disponer en vida de un museo de nueva planta dedicado a su obra. Ya en aquel entonces, la artista coruñesa había dejado de pintar por una enfermedad y este 17 de marzo habría cumplido 86 años, aunque se fue sin hacer ruido poco antes de que le dedicasen el premio Laxeiro. “No le parecía justo tener un museo de ella misma”, recordaba en aquella entrevista su hermana y gran impulsora de aquel museo.
Y es que su obra y su figura dejaron una honda huella en aquellas personas a las que alcanzó su onda creativa. En el libro ‘Cidade das mulleres’, la restauradora Carmen Jiménez, quien ejerció como directora técnica del museo en Sobrado dos Monxes tras su apertura, recordaba las palabras de cariño con las que Ricard Salvat rememoraba a Rey: “Coñecín a Beatriz Rey hai xa algúns anos. Lembro que, sendo aínda unha nena, quedaba engaiolada cando lle escoitaba falar de arte á xente que a rodeaba”.
Precisamente, Rey se pudo rodear de multitud de personalidades que marcaron su contacto con el arte. Su padre fue uno de los fundadores de Cerámicas do Castro, lo que ayudó a tener relación con Seoane, Dieste, Laxeiro, Colmeiro o incluso Blanco Amor, entre muchos otros.
Con un enorme cariño también la recuerda Antón Castro, que formó parte de la fundación que se erigió en torno a ella (extinta hace más de un año) y que prestó su pluma para el catálogo. “Era un texto que me salió del corazón, no sólo redefinía estéticamente, de manera diacrónica, su propio discurso, si no también desde el afecto”, recuerda el historiador y crítico de arte.
“Tengo una imagen proustiana de ella, en Muxía, de cuando yo tenía 12 años”, recuerda Castro, que más adelante descubriría que era pintora. “Años más tarde conocí a una chica con una personalidad extraordinaria, que fue capaz de crear un proyecto artístico al margen de todo, un proyecto con un equilibrio entre lo que es la dimensión conceptual y la dimensión estética, la recuerdo como una persona capaz de comprometerse con el ser humano en el mundo que vivía”, señala Castro, que añade que “fue capaz de, a través de la pintura, imaginar su mundo y, desde su mundo, interpretar otro, ese es mi recuerdo de ella”.
Rey, a lo largo de su vida artística fue evolucionando, creando diferentes etapas creativas. Castro no se queda sólo con una de ellas, si no que viaja por pinceladas de cada una. Empieza a recordar sus creaciones en la década de los 60, “cuando participa en Estama Popular Gallega, ella hacía una pintura figurativa, reconocible, con cierta ligazón estética con Luis Seoane”, indica, recordando series como ‘El metro’.
Ese cromatismo que le era inexorable caminó en los 70 hacia un “lenguaje figurativo, muy críptico, hermenéutico”, apunta en relación a obras como ‘Eva espacial’ o retratos de sus padres de su hermana.
“A principios de los 80, ya coincidiendo con la posmodernidad, hace una pintura incendiaria, con fuerza de la tradición, creando series como el ‘Adán espacial’ o ‘El hombre que contempla’”, explica Castro, sobre una evolución que subraya “siempre con una dimensión poética y una magicidad en su figuración”.
“En los 90, que es cuando más la conozco, hay una correlación entre lo que ella tiene como conciencia y como experiencia, hay una vena experimental”, asegura sobre la introducción en alguna de sus series del volumen, “rompiendo la planimetría”. A este respecto, recuerda cómo “hacía guiños a Miró, al dadaísmo, al constructivismo... ahí entra en una Bea que rompe con la figuración y entra en la abstracción, sin embargo, sabías que seguía siendo ella”, recuerda Castro.
“Si tuviera que resumir lo que buscaba Bea Rey, en su obra se manifestaba siempre una búsqueda de la belleza, una aspiración a lo sublime, esa especie de ruptura y un rescate de la moralidad en el mundo en el que vivía”, resume Castro sobre la artista coruñesa, de la que reivindica un mayor conocimiento.