Como si de un concurso de ideas se tratase, los placeros de la plaza de Lugo han puesto en común esta semana un deseo para hacer más atractivo el mercado para los visitantes. Si ya de por sí es uno de los grandes reclamos de la ciudad, ya que incluso los guías turísticos realizan recorridos por esta plaza de abastos con los viajeros, los placeros consideran que sería “muy interesante que alrededor del edificio hubiese el típico bar de mercado”, comentan. “Ya sabemos que hay una cantina en la segunda planta, pero está más escondida. En los soportales hay locales vacíos y sería positivo que hubiese un bar con cocinero y la opción de llevarse o tomar el producto ya preparado, con mesas y terraza”, sostienen.
De esta forma, dicen, “la gente lo vería. Por ejemplo, si te compras un centollo y te lo hacen en la terraza y te lo comes allí, la gente lo vería y entraría a por el producto para hacer lo mismo”. Otra propuesta es realizar más promociones y sorteos de cenas o de cestas de Navidad, aunque eso último algunos puestos ya lo hacen por cuenta propia.
Esta semana volvieron las centollas a los mercados, tras el fin de la veda. Si el martes su aterrizaje en los puestos fue algo tímido, con ejemplares de pequeño y mediano tamaño, ayer los clientes no pudieron quejarse, y es que, además de ser grandes, había para todos. Muchos coruñeses aprovecharán las primeras jornadas de venta para comprar y congelar de cara a Navidad, aunque los comerciantes de este mercado recomiendan esperar un poco más y no precipitarse.
En los puestos de pescados y mariscos, así como en la lonja, agradecen, a su vez, el buen tiempo. En el mismo periodo del ejercicio pasado la actividad en el mar había estado parada por la irrupción de sucesivos temporales, algo que provocó que gran parte de la flota estuviese amarrada en el muelle y que la facturación cayese en un cincuenta por ciento.