El cuarto de los 22 paneles de la muestra ‘Las edades de los Cantones’, que El Ideal Gallego organiza en este espacio, relata el auge del comercio y la industria en la ciudad, que a finales del siglo XIX contaba con cerca de 40.000 habitantes repartidos en apenas ocho kilómetros cuadrados, ya que todavía no había absorbido (lo haría en el año 1912) el municipio vecino de Oza.
Sus dos principales pulmones eran el puerto –sustentado en tres tráficos: pesquero, migratorio y comercial– y la Fábrica de Tabacos, que daba empleo a más de 3.800 cigarreras. Había otras factorías potentes, como la Fábrica de Gas, la de Hilados y Tejidos o la vidriería La Coruñesa, y existía un comercio pujante, articulado alrededor de vías principales como los Cantones, San Andrés o la calle Real. Además, tal y como señala el profesor Andrés Domínguez Almansa, durante este tiempo empieza a arraigar lo que este estudioso denomina “la práctica del paseo”, para lo que ciudades como A Coruña crean espacios específicos como precisamente los Cantones. Es un hábito que sienta las bases para la posterior introducción masiva de la práctica deportiva.
Son cuatro las imágenes que se pueden observar en el panel ‘Ao servicio dun comercio puxante’: la esquina del Cantón Pequeño con Santa Catalina, a comienzos del siglo XX; la esquina del Cantón Grande con Santa Catalina, en el mismo periodo; el inicio del Cantón Pequeño, Santa Catalina y el final del Cantón Grande, a comienzos del siglo XX; y el Cantón Pequeño, a finales del siglo XIX.