La inseguridad en la Ciudad Vieja continúa. El último negocio en denunciar un robo fue la peluquería Ciudad, en la calle Santiago. Su dueño, José Silveira, se presentó en su comisaría después de que alguien tomara prestada una rampa de la misma calle para emplearla como ariete y derribar la puerta de su negocio. Tras destrozarla, se llevó la caja registradora y se dio a la fuga. Poco después, apareció en un rincón de la Ciudad Vieja, vacía de la calderilla que había contenido.
“Se llevaron menos de cien euros”, explica el peluquero, que se lamenta sobre todo de los daños que ha sufrido el local. La puerta todavía está pendiente de un arreglo definitivo. Asegura que ya son varias veces, cinco o siete, que intentan entrar en su negocio. “Esta vez lo han conseguido”, reconoce.
Silveira afirma estar seguro de quienes son los responsables: hace unos días, se encontraba a las seis y media de la tarde en su local con las cortinas echadas cuando escuchó que alguien estaba manipulando la puerta. Corrió las cortinas y descubrió a dos hombres, uno de espaldas a él, vigilando la calle, y otro de frente. Echaron a correr cuando les sorprendió. “Tenían pinta de yonquis”, describe el peluquero que lamenta que la inseguridad haya llegado a la Ciudad Vieja. “Esto era tranquilo, como un pueblo”, recuerda.
Pero la tranquilidad se ha acabado en las últimas semanas, cuando empezó esta serie de robos con allanamiento.
Por el momento, la Policía Nacional no ha confirmado ningún arresto, pero se sospecha que puede tratarse de los mismos individuos que hace unos meses operaban en el barrio de Monte Alto. La presión policial puede haberlos conducido hasta la Ciudad Vieja donde ya se cuentan cerca de diez robos.