A Coruña está en alerta roja. El polen ya alcanza niveles altos de algunas especies pese a que la temporada “todavía está empezando”. Los expertos prevén que esta situación se intensifique durante los próximos meses, donde los estornudos, los pañuelos y los picores se convierten en los principales protagonistas de la primavera. El culpable de la situación de este año parecen ser las lluvias del invierno. Así lo apunta el alergólogo del Chuac Joaquín Martín Lázaro, que alerta también de que cada vez “los casos son más complejos”.
“Con lo que ha llovido este año, se prevé una primavera intensa de polen y, por tanto, va a haber bastantes personas que manifiesten síntomas”, asegura el especialista. Según explica, cuando llueve las partículas caen al suelo y no suponen un problema, pero los días siguientes “hay agua en la tierra y eso hace que las plantas se reproduzcan mejor y suelten más granos”. “Si después de las lluvias viene buen tiempo, soleado y con viento, dan muchísimas más alergias”, indica el especialista.
Aunque un número importante de casos de rinitis alérgica vienen provocados por los ácaros, el polen es la estrella de la primavera. Los tipos que más afectan en A Coruña son el de gramíneas –presentes en el césped, los prados o las cunetas, por ejemplo– y la parietaria judaica –usual de las zonas costeras y entre las que se incluyen las ortigas–. Esta última especie se encuentra actualmente, según las previsiones de la Rede Galega de Aerobioloxía, en nivel rojo, con más de 30 granos por metro cúbico de aire.
La temporada del polen, en el caso de las gramíneas, abarca usualmente hasta los meses de junio o julio, pero en el caso de la parietaria judaica puede extenderse un poco más. “Si hace buen tiempo y sube la temperatura, puede llegar a haber polen de febrero a noviembre”, explica el alergólogo del Chuac.
Lázaro advierte de que cada temporada suele “ser más compleja” y señala como causa la relación entre la alergia al polen y a los alimentos, especialmente los vegetales.
“Los pacientes que empiezan con una rinitis o una conjuntivitis alérgica al polen pueden acabar sufriendo una alergia a alimentos que, en la mayoría de los casos, suele ser leve, con un picor en la boca, o puede progresar en gravedad y tener una urticaria, dificultad respiratoria, malestar general, debilidad o síncope después de haber ingerido un alimento relacionado”, explica.
El especialista recomienda a las personas con alergia al polen acudir primero a un experto para identificar qué tipo de partículas es el que provoca la reacción, lo que le permitirá acceder a un tratamiento curativo: las vacunas. Evitar las actividades al aire libre y las horas de mayor actividad de granos –el amanecer, el atardecer o después de comer– y utilizar gafas de sol o usar mascarilla son otros de los consejos para ‘sobrevivir’ a esta temporada.