Es un hecho probado estadísticamente que la criminalidad aumenta, pero no lo hace de igual modo en todas partes. A Coruña goza del dudoso honor de ser la ciudad gallega en la que más ha crecido este fenómeno en el primer trimestre de 2024, para disgusto de los coruñeses, que tienen que soportar el día a día como sus calles son cada vez menos seguras. De hecho, según las últimas estadísticas del Ministerio del Interior, A Coruña se ha convertido en la ciudad gallega donde es más probable que te atraquen, con 73 robos con violencia registrados en tres meses. Es decir, algo menos de uno al día.
La Delegación del Gobierno recuerda rutinariamente que Galicia es segura, pero no toda la comunidad gallega se comporta igual. Tanto en Ourense (-4,4%) como en Lugo (-3,5%) ha caído, mientras que en Santiago, Vigo, Ferrol y Pontevedra ha subida. Este última ciudad, el crecimiento ha sido del 13,3%, mientras que A Coruña se queda en un segundo lugar con un 9,2% de incremento de delitos registrados. Sigue siendo el triple que la media gallega, y no hay que olvidar que en las estadísticas anuales de 2023, A Coruña se situaba como la urbe más peligrosa de Galicia.
Sobre todo, las estadísticas parecen confirmar lo que fuentes policiales habían adelantado meses atrás: que el perfil de la delincuencia habitual está cambiando en A Coruña, y que se está volviendo más violento. Un dato significativo es que los robos con fuerza, es decir, en los que se rompe una ventana o una puerta pero en los que no se ejerce violencia sobre las personas, han descendido en un 35%.
Fuentes de la Policía Nacional achacan este descenso tan pronunciado a un dispositivo especial, un quinto turno, formado por patrullas de paisano, que se destinó precisamente a combatir los robos en bares y otros establecimientos. Hace solo un año, se roban en casi dos locales al día: amanecían con los escaparates rotos, las puertas forzadas o las persianas levantadas.
El monto de lo robado siempre es pequeño, desde unos pocos cientos de euros, a casi nada. A veces, la caja registradora desaparece, o incluso se llevan botellas de alcohol o género que se encontraba expuesto en el escaparate. La caja registradora solía recuperarse, pero su contenido no. Sin embargo, la puesta en marcha de este quinto turno, que acudía rápidamente sin las sirenas cuando saltaba la alarma, para pillar a los cacos in fraganti, ha permitido enviar a la cárcel a muchos delincuentes comunes, lo que ha conllevado esta reducción del 35%.
Otro fenómeno importante es la casi completa desaparición de las bandas extranjeras, procedentes sobre todo (pero no únicamente de Europa del Este) que visitaban la ciudad años atrás y que llegaron a desatar verdaderas oleadas de robos. Ahora casi han desaparecido, porque existe un plan a nivel nacional para combatir este tipo de delitos, que solían producirse sobre todo en verano (aprovechando las vacaciones), los fines de semana o ya a media tarde, cuando los dueños de las casa se encontraban ausentes. La reducción es del 21% Pese a todo, en el primer trimestre de este año se han registrado 36 casos de domicilios allanados en A Coruña
Pero, como señalan fuentes de la Policía Nacional, nunca se cuentan con suficientes recursos en todos los frentes. En este caso, donde más se ha incrementado el problema es en los ya mencionados robos con violencia, y los hurtos, que siempre han sido los delitos más numerosos, pero que han experimentado un nuevo incremento, de un 15%, llegado a los 1.162 casos denunciados. Es decir, más de doce al día.
Pero los propios policías consultados reconocen que existe una cifra oculta, que no se denuncia, y que es muy alta en el caso de los hurtos. e incluso en el de los robos. “La sensación es que muchas veces los dueños asumen pérdidas, porque paga el seguro”, comentan. Otras veces, en el caso de los hurtos al descuido, ni siquiera están seguros de haber sido víctimas de un robo. “El descuido es un adjetivo que define mucho el delito en A Coruña, incluso ahora, que el perfil ha cambiado mucho”, explican.
En efecto, al toxicómano de mediana edad se ha sumado otro perfil de delincuente joven, sin familia, a menudo inmigrante en situación irregular, que vive a salto de mata, sin ninguna salida clara, como denuncian asociaciones como el Comité Antisida de A Coruña (Casco). Muchos de ellos cometen pequeños robos al descuido. “Si dejas una cartera en la mesa de una terraza, desaparece. O si dejas el ordenador en un coche mal cerrado”.
Más preocupante resulta su protagonismo, que todas las fuentes consultadas coinciden en señalar, en los atracos. En los últimos meses, esta casuística se ha incrementado, sobre todo en la zona del Agra do Orzán. Las víctimas suelen ser personas mayores, a las que tiran al suelo para robarles el móvil, aunque se han dado casos en los que dos o tres sospechosos tiran al suelo a la víctima y se aprovechan de su superioridad numérica para arrebatarle su teléfono.
Se sospecha que algunos de estos jóvenes pueden habitar el número 120 de la ronda de Nelle, un edificio okupa que ha generado problemas en los últimos años y por el que los vecinos llegaron a celebrar una cacerolada ante sus puertas el verano pasado. Aunque existe una orden de demolición del edificio, todavía no se ha llegado a ninguna solución para acabar con el problema.
Aun así, tapiar o demoler el edificio no solucionará el problema de fondo que generan estos jóvenes. Desde Casco señalan que es necesario facilitar su integración a través de la regulación, y que aunque se ha avanzado en ese sentido, todavía no es suficiente.
Otro factor muy relevante es el de las drogas, sobre todo las más peligrosas, como la heroína. El tráfico de estupefacientes no revela en las estadísticas su importancia real. Solo trece casos en estos tres primeros meses, menos incluso que en el primer trimestre de 2023, cuando fueron 15. Sin embargo, más allá del narcotráfico en sí, la afluencia de estupefacientes es el combustible de muchos delitos, ya sean atracos o hurtos. Esto ha provocado numerosas protestas entre los vecinos, que se han manifestado ante puntos de venta de droga en sus barrios (O Ventorrillo, Agra do Orzán, Monte Alto) precisamente porque se convierte en epicentros de los delitos.
A menudo es necesario realizar varios ‘palos’ para juntar dinero para una dosis. Cinco euros aquí, otros cinco allá. Un hurto puede convertirse en un atraco violento si el ladrón es descubierto y la víctima se enfrenta a él, o simplemente puede ser agresivo desde un principio. “La delincuencia se está volviendo puntualmente más violenta y eso porque están hasta el culo de drogas. No solo jóvenes, también gente de 30 o 40 años que están bastante machados por el consumo durante años”, comenta un agente del 091. Esto tiene consecuencias, como que los sospechosos se resisten a menudo en las intervenciones.
Comparado con estos delitos, la ciberdelincuencia apenas genera preocupación, aunque internet es un lugar en el que abundan las estafas: el crecimiento que se ha registrado este primer trimestre de 2024 es del 19%, 544 delitos registrados, lo que la convierte en la tipología más numerosa después de los hurtos.
Según el el sindicato SUP, contra la ciberdelincuencia se han potenciado muchos los grupos pero “siempre iremos por detrás, porque se extiende a nivel mundial”. Y advierten para un tema que lleva meses de investigación se saca muy poco rédito: “Es una nueva vía que la delincuencia profesional ha descubierto. Es complicada de investigar y fácil de llevar a cabo”. Para el sindicato Jupol, los grupos de investigación dedicados a ciberdelincuencia tampoco dan abasto, y hasta que se haga un esfuerzo real por dotarles de mas medios humanos y materiales la tendencia también seguirá al alza, lo que también contribuye la sensación de impunidad que tiene el delincuente que se encuentra detrás de este tipo de delitos, ya que se hace desde un ordenador y en numerosas ocasiones desde el extranjero.
Peor lo que la gente demanda son policías en la calle, no detrás de ordenadores. En A Coruña, sindicatos como el SUP, señala que el mayor número de aumentos es el de delitos leves, lo que consideran más de lo mismo. “La prueba irrefutable de que falta muchísima prevencion”, señalan. Prevención que se consigue únicamente aumentando el número de patrullas, algo que no es posible a corto plazo. “Tenemos una plantilla muy envejecida. “Estamos peleando para que modifiquen el Catálogo de Puestos de Trabajo”, explican desde el SUP, al mismo tiempo que apuntan que, si se admitiera calificar la de agente de la ley como profesión de riesgo, se llegaría a una “jubilación digna” a partir de los 59 años que permitiría liberar muchas plazas para personal más joven. Desde Jupol, admiten que esta subida de la criminalidad no les sorprende e incluso predicen que la tendencia seguirá al alza en los próximos trimestres.
Desde Jupol aseguran que vienen denunciando desde hace tiempo la falta de efectivos en la calle, que desde hace diez años para aquí se han reducido a la mitad, lo que tiene un gran impacto sobre todo en la prevención. “El delincuente ahora sabe que va ser difícil encontrarse con un patrulla de la Nacional”, se lamentan. Lo mismo pasa con los grupos de investigación, que apenas pueden hacer frente a los temas que entran por las oficinas de denuncias.