Los últimos datos del Ministerio del Interior señalan que A Coruña se mantiene como la ciudad más insegura de Galicia, con una tasa de más de 41,2 delitos comunes (secuestros, lesiones, robos, hurtos, homicidios...) por cada mil habitantes. Se trata de un fenómeno que viene arrastrándose en los últimos años, y que vienen a confirmar las estadísticas del año pasado, presentadas esta semana por el Gobierno central.
Estos datos no tienen en cuenta la llamada cibercriminalidad. Es decir, lo delitos cometidos a través de la web, y de los que se denunciaron 2.111 el año pasado, y que consisten, sobre todo, en estafas informáticas. Sumados estos 2.111 ciberdelitos a los 10.193 delitos comunes, el resultado de la tasa sería de 49,7 delitos por cada mil habitantes.
Manteniéndonos en los estrictos límites de la delincuencia común, la que consiste en robos y agresiones, que es la que más contribuye a generar más sensación de inseguridad, A Coruña está muy por delante de Santiago (40), Ferrol (38,8) , Ourense (33,95), Lugo (33,34), Vigo (30,7) y Pontevedra (28,9). Es decir que Vigo, a pesar de ser una ciudad más grande y poblada que A Coruña, ocupa el penúltimo lugar en este ranking.
Hay que señalar que la criminalidad no creció en 2023. De hecho, descendió levemente: un -4,4% con respecto a 2022. El problema es que la mayor parte de este descenso se produjo en cibercriminalidad, mientras que la criminalidad convencional se rebajó solo un 1,8%. Es decir, que se puede hablar más bien de un estancamiento respecto a una situación que se viene percibiendo en años anteriores, y es que la criminalidad en A Coruña se mantiene en niveles altos.
A nivel autonómico, las cifras se han estancado, situándose en 94.943 los delitos de los que se tiene constancia, a penas 40 más que el año anterior. De estos, 73.128 son crímenes convencionales. Es decir, que de cada siete delitos cometidos en Galicia, uno se ha registrado en A Coruña. Pero dentro de este apartado figuran muchos delitos de mayor o menor gravedad.
Algunos son de especial relevancia: por ejemplo, han crecido de forma importante el número de atracos. De 240 a 287 robos con violencia e intimidación en un solo año. Es decir, un incremento del 19,6%. Fuentes policiales ya habían avisado de un cambio importante en el comportamiento del delincuente común, que cada vez se dedicaba menos al hurto y más al atraco.
Esto vendría provocado por un cambio en el perfil del delincuente común, que cada vez es más joven, y a veces inmigrante en situación irregular. Lo cierto es que el número de hurtos ha decrecido ligeramente (-2,1%) con respecto a 2022, pasando a ser de 4.439. Es decir, más de doce robos al descuido al día, ya sea a transeúntes o en establecimientos.
En cuanto a otros delitos graves, crecen las agresiones sexuales con penetración, pasando de 58 a 69, y el resto de delitos contra la libertad sexual, pasando de 49 a 54. En cuanto a robos con fuerza en domicilios, que en años anteriores habían suscitado gran preocupación, cayeron un 17,25%, llegando a los 193. En cambio, los delitos de tráfico de drogas han crecido un 19%, aunque la cifra en sí sea modesta: de 42 a 50.
Este incremento, sin embargo, se relaciona más con el incremento de la presión policial (realizada sobre todo por el Grupo de Tráfico Medio de la Unidad contra las Drogas y el Crimen Organizado) que por otra cosa. La cantidad de narcóticos en la calle lleva años en alza, y esto tiene su repercusión en el resto de los delitos que padece la ciudad.