A Coruña demuestra cómo es posible estar de fiesta hasta el amanecer sin montarla

Los coruñeses y los turistas aprovecharon el horario ampliado para salvar a la hostelería tradicional y elevar el ocio nocturno
A Coruña demuestra cómo es posible estar de fiesta hasta el amanecer sin montarla
The Clab es uno de los sitios de referencia en la noche

Los días de vino y rosas de la hostelería y el ocio nocturno han llegado a su fin. Después de 37 jornadas con licencia especial en lo que a horario de cierre se refiere ambos sectores han tenido que volver a lo que dictan sus licencias tradicionales, ya que la del 31 de agosto fue la última jornada en la que ambos sectores pudieron prorrogar durante dos horas los permisos correspondientes. Como en las doce ocasiones anteriores se trata del final de un cuento de hadas que en esta ocasión duró más que nunca y que permitió, en buena medida, capear los caprichos de un tiempo de todo menos estable y veraniego. Los coruñeses, además, bailaron hasta el amanecer y lo hicieron sin un solo incidente de importancia.


Y es que, a pesar del chorreo de visitantes, la extensa programación festiva y cultural o las promociones especiales que a título individual se sacaron de la manga algunos establecimientos, no puede decirse que haya sido precisamente el mejor mes de agosto posible para la restauración y el ocio. En este sentido, además de reclamo turístico, la medida del Ayuntamiento ha servido en muchos casos para salvar lo que de otra manera podría haber sido una catástrofe en lo que a facturación se refiere, tal y como reconoce Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña: “El verano no es que haya sido horrible, pero tampoco tan bueno como el año pasado. El horario ampliado nos ha permitido mitigar la sensación de que no todo ha ido tan bien como cabría esperar, al menos hasta el momento”. El máximo representante del sector, además, ha detectado una bajada en las ansias de consumo por parte de los clientes. “Cuando salimos de la pandemia teníamos más ilusión y, como todo está tan caro, el recorte en el consumo es evidente”, lamenta.

 

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La hostelería de la zona centro estuvo a reventar en agosto | Quintana


En la misma línea que su presidente, Emilio Ron, gerente de un grupo hostelero y del Cine París, le pone cifras a esa sensación. “Los proveedores nos hablan de más de un 10 por ciento de bajada en el consumo, pero es que el verano ha sido flojo de aquí a Ibiza, donde la facturación cayó un 8 por cien”, asegura el empresario, que cree que la mano del Ayuntamiento ha sido más necesaria que nunca. “Aplaudimos cualquier tipo de iniciativa municipal encaminada al desarrollo y que no afecte al descanso vecinal, y esta es una de ellas”, indica.

 

Reparto histórico

Lo que han echado de menos los hosteleros ha sido sobre todo la estabilidad y la capacidad para anticipar grandes jornadas. Porque los fijos no han fallado y es ahí donde la ampliación de horario ha cobrado si cabe más sentido. Por ejemplo, Breens Tavern en María Pita batió su reparto histórico de cervezas con motivo del concierto de la nostalgia noventera, mientras que en el entorno el ritmo de trabajo alcanzó niveles de saturación durante la quincena de recitales en la plaza. “No es que hiciéramos una ampliación tremenda de horario, salvo en días puntuales, pero aunque algunos no la utilicemos tanto es muy positiva y una forma de garantizar ingresos para muchos negocios”, dice Alberto Boquete, presidente de los hosteleros de La Marina. Solamente así cabe la conciliación entre aglomeraciones de 20.000 personas en un punto y la capacidad para dar servicio en horas punta en el resto de bares del centro.


Podría definirse la ampliación de horario al ocio nocturno como la posibilidad de bailar hasta el amanecer, ya que las discotecas cerraron sus puertas prácticamente a las 09.00 horas.


La gran mayoría de los días lo hicieron con lleno en el interior hasta la última canción, al igual que los pubs, cuyo cierre se alargó hasta las 07.00 horas. Tanto a los clientes como a los empresarios será a quienes más les cueste volver a la nueva realidad. “Jamás había visto tanta gente hasta tan tarde y con tan pocos problemas”, explica un portero que prefiere mantener en secreto tanto su nombre como el de su puesto de trabajo debido a que podría considerarse una opinión ‘impopular’.

 

Para ‘flipar’

Por otra parte, el propietario de un establecimiento, que también se manifiesta desde la discreción, hace suyas las palabras de unos turistas que “flipaban”: “Da gusto encontrar sitios con esta movida y este buen rollo en verano”


Así, según los testimonios, si para alguien el mes de septiembre se convierte en calabaza y significa el final de ese cuento es para los pubs y las discotecas, quienes por otra parte han dado ejemplo sin un solo incidente reseñable.  

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