El ‘terraceo’ perenne en plena ola de frío o el nivel de ocupación en el exterior de bares y restaurantes como termómetro de la hostelería podrían tener los días contados, ya que al sector no le sale las cuentas. La anunciada subida de las tasas municipales, así como el alto precio de la luz y el combustible, hacen que los hosteleros consideren inevitable que repercuta en la factura final y el precio a un cliente que, en la práctica, ‘pagará’ por calentarse.
La bajada de las temperaturas mínimas por debajo de los diez grados, además de una previsión de lluvia continuada contribuyen a que la capacidad de facturación de muchos merme desde ya en un porcentaje importante de locales. La alternativa (la calefacción) es un gasto que no todos pueden asumir, según advierte Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña: “Los irradiadores de gas o las lámparas de infrarrojos son muy caras, pero de alguna manera hay que calentar a los clientes y el precio del combustible está carísimo”.
El máximo representante del sector solamente ve una salida, y ésta pasa por subir los precios. “Estamos preocupados por el incremento de las tasas municipales, que van a suponer un coste muy elevado para el hostelero, y eso tendrá que repercutir en el cliente final”, subraya. “Todo lo que sea incremento de costes repercute en el precio final para el cliente”, añade Cañete.
La tarifa anual por metro cuadrado que aplicará el Ayuntamiento en 2024 pasará de 25 a 60 euros, mientras que en el caso de la temporada del 1 de abril al 30 de septiembre la cuantía se eleva de 15 a 30 euros. Es decir, en ambos casos, la subida será de más del doble.
Por otra parte, todavía es posible elegir entre una estufa de gas o eléctrica para calentar las terrazas, aunque con un horizonte de caducidad para las primeras: París hace una década que las prohibió y los hosteleros madrileños deberán sustituirlas por una opción eléctrica antes de fin de año.
Según fuentes del sector, el coste mensual solamente en energía para una terraza de tamaño medio en una cafetería estándar es de unos 2.000 euros en el caso de las calefacciones de gas y de algo más de 1.000 en el de las eléctricas. Se trata de un gasto imprescindible para poder seguir trabajando en opinión de profesionales como Alberto Boquete, presidente de los hosteleros de La Marina. “El gasto en electricidad es importante, pero cuando llega el invierno o el frío significa poder tener gente en la terraza y facturar algo”, reconoce. “La gente busca estar calentita, así que nos supone poder continuar con la actividad aunque haga frío”, añade el también responsable de La Mansión 1783.
Menos vinculado a La Marina y, por tanto, al cliente de paso y el turismo, Emilio Ron considera la calefacción en las terrazas un “desastre” tanto para el bolsillo del hostelero como para el entorno. “El coste eléctrico es tan alto que a muchos de nosotros no nos compensa tenerlas, por no hablar de la huella medioambiental que deja”, asevera el gerente del grupo Tortoni y el Cine París. “Desde el punto de vista de la rentabilidad pura y dura resulta ruinosa para muchos de nosotros”, prosigue.
Ron señala como solución algo tan sencillo como “ir abrigado” a las terrazas y evitar escenas de viandantes resguardándose de la lluvia y el frío y mientras, en las terrazas, clientes en manga corta ‘al calor del amor en un bar’. l