La búsqueda de los acusados de asesinar al coruñés Diego Bello sigue estancada. Los imputados en el caso del joven, fallecido en la isla filipina de Siargao en 2020 a manos de la policía, siguen en paradero desconocido. El capitán Vicente Panuelos y los sargentos Ronel Azarcón y Nido Boy Esmeralda tendrían que haber sido detenidos tras la orden decretada por el juez el 25 de marzo, pero se dieron a la fuga.

La familia de Bello, que el pasado 20 de septiembre se reunió con el cónsul filipino en la Embajada de Madrid, considera más que evidente que “el Gobierno de Filipinas es sabedor de esta obstrucción a la Justicia por parte de su Policía y no ha hecho nada para que se cumpla la resolución judicial a pesar de que han pasado seis meses desde la orden de arresto. Por lo tanto, entendemos que tanto la Policía como el Gobierno están obstruyendo e intentando retrasar el cumplimiento de las decisiones judiciales”. 

"Lentitud"

Hace un mes la directora ejecutiva de la Comisión de Derechos Humanos, Caroline de Guia, criticó la “lentitud” de la Policía  en la captura de los acusados. "Ha habido varios casos, sobre todo de gran relevancia pública, en los que la NBI se ha involucrado y creemos que podemos confiar fuertemente en ellos" dijo esperanzada De Guia, aunque la NBI aún no respondió a la petición.

El cónsul filipino prometió celeridad en la detención de los sospechosos de la muerte de Diego Bello. Eric Valenzuela recibió el 20 de septiembre, en la Embajada de Filipinas en España, a la madre del fallecido, Pilar Lafuente, quien le transmitió que "no se ha tomado en serio el cumplimiento de la detención" de los tres agentes acusados de haber asesinado al coruñés.