Rubén Ventureira / Oscar Ulla
La DANA que ha asolado principalmente la Comunidad Valenciana trae a la memoria fenómenos meteorológicos extremos vividos en A Coruña. Aunque hay grandes temporales, ciclones, huracanes y hasta un tsunami, ninguno de los episodios alcanza, ni de lejos, la gravedad de los que se están viviendo estos días en el Levante español. En la ciudad herculina, la relación de sucesos comienza en 1455 y concluye en el presente siglo.
>1455. Un ciclón arrasa la Pescadería. El historiador herculino Jesús María Reiriz apunta en su libro ‘A Coruña a través del tiempo’ que en 1455 un potente ciclón hundió las embarcaciones que se encontraban en el puerto coruñés y que las aguas, en su crecida, destruyeron gran parte de la Pescadería (tramo comprendido entre lo que hoy es la plaza de María Pita y Juana de Vega).
>1685. La unión de las aguas de la playa y el puerto. Entre las dos y las tres de la tarde del 12 de noviembre de 1865, “se alborotó la mar del Orzán de tal forma que llegó por diferentes partes”, escribió Juan de Ortega, secretario del Ayuntamiento, en el Libro de Acuerdos de ese mismo año, que se conserva en el Archivo Histórico Municipal. Las casas situadas entre la playa y San Andrés quedaron inundadas, y se estropearon ropas y alhajas, relata este escribano. Cruzó el agua el istmo de la ciudad desde la zona de playas y lo hizo través de dos ‘canales’: por Santa Catalina hasta el Cantón Pequeño y por Rúa Nueva hasta el Cantón Grande. Fue así como el mar del Orzán se juntó con las aguas del puerto y las calles se llenaron de fanecas y sanmartiños.
>1724. Un temporal furioso. “En 1724 un temporal furioso destruyó enteramente el camino de Garás [Linares Rivas], desde la puerta de la Torre de abajo hasta la ermita de santa Lucía, entrando el agua en las casas de aquel barrio: penetró también en muchas de la calle Real, causando en ambas partes mucho daño”, narra Vedía y Goossens en ‘Historia y descripción de la ciudad de La Coruña’. No aporta fecha, pero ese año, el 19 de noviembre de 1724, se registró una monumental tormenta tropical en Lisboa y su entorno, lo que hace pensar que fue en torno a esas fechas. Lo que sí consta es que, a raíz de este suceso, se decidió construir “un murallón” para resguardar la ciudad “de las invasiones del mar por la bahía”.
>1755. Un tsunami sin víctimas. El terremoto que arrasó Lisboa en 1755, del 9 en la escala de Ritcher, provocó el fallecimiento de 40.000 personas, la mayoría en la ciudad portuguesa, pero también en localidades españolas como Huelva y Cádiz. Y además causó un tsunami que llegó a A Coruña, donde se registró un reflujo (descenso) y flujo (ascenso) de la marea, según confirma el Instituto Geográfico Nacional (IGN). El historiador Reiriz sostiene que no hubo daños personales y que por ello se celebró un acto religioso de gratitud tras el suceso.
>1869. Apuros en el puerto por culpa de un huracán. El 30 de enero de 1869 se produjo en la ciudad un huracán que no recogen los principales libros de historia de la ciudad, pero sí inspiró un dibujo de Ricardo Balaca que conserva el Museo del Prado. En la pieza vemos un barco azotado por el temporal desde el que varios tripulantes piden ayuda, mientras que desde tierra un grupo de hombres de afana por echarles un cabo. Citando a Víctor Hugo, el artista escribe bajo el dibujo: “Si el demonio Legión existe, este demonio es indudablemente el viento”.
>1910. Milagro en Sinagoga. El 18 de febrero de 1910 se registró un ciclón. La chimenea de la casa de Cortaduría, 7, se derribó: hundió el tejado de ese inmueble, dejando el piso tercero al descubierto, y destrozó el techo del número 4 de Sinagoga, que le cayó encima a un hombre, quien milagrosamente se salvó. Hubo relámpagos, truenos, embarcaciones que se fueron a pique y desperfectos en el alumbrado y las líneas telefónicas.
>1916. Jornada de viento enfurecido y grandes chaparrones. La furia de Eolo obligó a amarrar los árboles de Méndez Núñez y derribó un viejo ejemplar en Santa Margarita el 4 de noviembre de 1916. Numerosos barcos vararon.
>1948. Lluvia a mares. El 14 de diciembre de 1948 fue el segundo día más lluvioso del siglo XX. Cayeron 91,4 litros por metro cuadrado. La avenida de la Marina y la plaza de María Pita se anegaron. Además, se formaron cascadas en la cuesta de San Agustín y en la calle San Roque.
>1951. Un viento furioso. El 27 de enero se produjo un gran temporal. La imagen del día fue que el viento logró doblar la estatua de La Unión y el Fénix Español que corona el edificio más emblemático de la plaza de Mina.
>1984. El ‘Hortensia’. Su nombre trae el peor de los recuerdos: Hortensia. Causó innumerables destrozos, medio centenar de heridos y un muerto, Benigno José Garrido Arana, un hombre de 77 años al que le cayó una teja desprendida de un tejado mientras caminaba por la calle Justicia y que acabó fallecimiento poco después por un ataque al corazón. Las redes eléctricas y las telefónicas estuvieron inutilizadas durante buena parte de la jornada del 4 de octubre de 1984.
>1994. Arrasada la balaustrada de Riazor. El 31 de marzo el mar se llevó por delante la balaustrada del paseo marítimo en la zona de Riazor. Ese incidente, que se repitió en años siguientes, es el origen de la duna que se habilita desde entonces todos los años, y que se sigue erigiendo aunque durante al mandato de Negreira se eliminó la balaustrada antes citada.
>1999. El día más lluvioso. Se registró el día más lluvioso del siglo XX en la ciudad, y el mayor desde que hay registros: 132,7 l/m2. El pasado 29 de octubre, la estación de Turís (Valencia), situada en la zona más afectada por la DANA, batió el récord de España de lluvia en una hora: 179,4 l/m2 (en todo el día se registraron 618). Volviendo a A Coruña, aquel 8 de marzo de 1999 los bomberos realizaron más de 40 salidas. Se rozó la tragedia en varios puntos: el director del Eusebio da Guarda cerró la segunda planta porque tras la caída de un falso techo se temía su derrumbe y un muro del matadero municipal se desplomó sobre un tanque de propano. La avenida del Pasaje se cortó durante horas debido a un desprendimiento de terreno entre el Materno y el Canalejo. Se inundaron garajes, carreteras y campos de toda la ciudad y su comarca.
>1999. El Mesoiro desborda otra vez. Hace justo 25 años, una tromba de lluvia desbordaba el río Mesoiro, obligando a multitud de vecinos a dejar las plantas bajas de sus viviendas. La gran cantidad de agua inundó numerosos puntos de la ciudad.
En el siglo XXI se han registrado cuatro episodios meteorológicos dignos de mención.
>2002. Una racha de viento mortal. El 13 de noviembre de 2002 no solo fue el día en el que escuchamos hablar por primera vez de un barco a la deriva llamado ‘Prestige’ y en el que el Dépor logró en San Siro una de sus victorias más recordadas: 1-2 al Milan. A las 15.30 una grúa se cayó sobre la buhardilla del 3 de la calle Real y mató a dos septuagenarias que veían la tele. A esa hora, el Observatorio Meteorológico de A Coruña certificó la que fue la mayor racha ventosa durante dicha jornada: 111 kilómetros por hora. Fue el suceso más extremo de un día de fuerte temporal.
>2009. Los destrozos de ‘Klaus’. Se le temía como al ‘Hortensia’, pero finalmente no fue para tanto. No obstante, miles de usuarios se quedaron sin luz en la ciudad, donde el Paseo Marítimo se quedó a oscuras. Los desperfectos se sucedieron durante la jornada: árboles en las carreteras de la urbe y del área, las atracciones de la plaza de Portugal fuera de sitio, vuelos de Alvedro cancelados y desperfectos en locales fueron los más repetidos.
>2016. En barco por Sada. El área también ha sufrido en lo que va de siglo. Los desbordamientos del río Maior han dejado multitud de estampas de inundaciones en Sada. Una de las más recordadas fue la vivida en la primavera de 2016: inundaciones de tal calibre en Sada que fue necesaria la aparición de los GEAS de la Guardia Civil. En Betanzos, las ‘lagarteiras’ todavía dejan a día de hoy mareas vivas que anegan cada septiembre barrios como el de A Ribeira. La villa sufrió en la década de los 90 y en el recuerdo queda también aquel enero de 2001: viviendas anegadas y carreteras cortadas a causa de las crecidas del Mendo y del Mandeo.
>2018. Un verano aguado. En la memoria más reciente, aquel inicio de verano del 2018. El último día de junio, una tromba de agua, en conjunción con la pleamar, cogía de imprevisto a la ciudad herculina. Numerosas calles del centro y de los barrios dejaban estampas más venecianas que coruñesas, aunque menos bonitas: decenas de negocios anegados y multitud de vehículos ‘encallados’.