La Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) regresa esta tarde al Palacio de la Ópera (20.00 horas) junto al coro y a la soprano Raquel Lojendio. El programa de esta tarde contará con composiciones de Britten y de Messiaen, además de un estreno de un compositor de la casa. El gallego Fernando Buide firma ‘Cántico’, una de las tres piezas que se interpretan esta tarde y que nace por encargo de la propia OSG.
 

Buide explica que la obra “tiene diferentes secciones, pero todas se suceden sin solución de continuidad”. “Musicaliza textos de dos poetas, del ourensano José Ángel Valente y del nicaragüense Ernesto Cardenal”, indica el compositor, que apunta a la curiosidad de que este año se conmemora el centenario del nacimiento del segundo. “Son poemas cuyo hilo conductor es la búsqueda de una poesía mística, del siglo XX, con dos enfoques diferentes, pero, de alguna manera, estos dos autores están dialogando. Es un poema de Valente y fragmentos de tres poemas de Cardenal”, completa Buide sobre la obra de esta tarde. 
 

El creador gallego ya había trabajado anteriormente con Lojendio, algo que asegura que ayuda. “Saber la persona que lo va a hacer es lo mejor, porque piensas en su voz particular, en su instrumento, además, en el caso de Raquel tenemos una relación profesional desde hace años”, afirma, a lo que añade que durante el proceso de composición “me beneficié de sus aportaciones”.
 

También ayuda el haber colaborado más veces con la OSG en el pasado. “Es una orquesta que conozco bien y que su sonoridad particular y todas sus virtudes son cercanas a mí”.

‘Cántico’, además de beber de los poetas mencionados, se nutre también de ese “horizonte casi infinito” que Buide disfrutó durante parte del proceso de composición. Y es que durante la creación pasó un tiempo en los Estados Unidos, concretamente en Nuevo México. “Aproveché para viajar por toda Arizona y Nuevo México, que son unos paisajes maravillosos, enormes, casi inabarcables”.

Elogios

Buide es considerado como uno de los compositores más interesantes de su generación. Él lo aborda con distancia. “Siempre digo que las críticas, las buenas y las malas, hay que tomarlas con distancia. Las buenas siempre son bien recibidas, pero hay que mirarlas entendiendo que hay que seguir creciendo y madurando”, apunta.

“La composición es una profesión que es una carrera de fondo y que, al final, el trabajo de uno se juzga con la perspectiva que dan los años. Es un estímulo, pero lo miro con distancia”, concluye.