El barrio de Os Mallos respira más tranquilo desde este miércoles: Peggy, la urraca que alegraba los días a los vecinos y que desapareció la semana pasada, se ha mudado a Santa Cruz. Es más, ha cambiado una panadería por una jamonería. Esta pega visitaba de forma diaria la tienda Boas Migas, en la calle de Víctor López Seoane, donde le habían construido una caseta de madera a las puertas del local.
Laura Carou, propietaria de la panadería de Os Mallos, destacaba la sociabilidad del pájaro, "que era como una mascota": se subía a los hombros de la gente y saludaba a los niños en la parada del bus.
El miércoles pasado varios testigos vieron cómo tres personas metían al animal en una caja, colocaban una chaqueta por encima y se lo llevaban. Desde entonces, Peggy no regresó a su rincón favorito de A Coruña. Todo esto, además, ocurrió 24 horas después de que una señora acudiese a Boas Migas asegurando sentirse molesta por su presencia, advirtiendo de que se lo llevaría de allí. Tras varias llamadas de denuncia al Seprona por parte de los testigos, Laura Carou empapeló el barrio con carteles de 'se busca' y el fin de semana se llevó a cabo "una peregrinación" por el barrio buscando a esta sociable pega.
Pues bien, la difusión de esta desaparición ha servido para que se localice a Peggy. Raquel, trabajadora de la jamonería La Encina, en Santa Cruz, vio las fotos de la urraca en redes sociales y, curiosamente, desde hace dos días el establecimiento de Oleiros recibe la constante visita de un pájaro idéntico a la pega perdida.
Este miércoles decidió acercarse a la panadería de Os Mallos para comparar las fotografías y, efectivamente, sus sospechas eran ciertas: es Peggy. "Tenían razón al decir que es como una mascota, es muy sociable y se acerca todo el rato a la gente", dice Raquel, alegre por haber puesto fin a una búsqueda que mantenía consternados a todos aquellos que disfrutaban de la presencia del animal en la ciudad.